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Posts Tagged ‘la sociedad y los medios’

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Diversos medios de información de Puebla y hasta la revista nacional Proceso, se han venido quejando del “cerco informativo” que ha impuesto el equipo de comunicación social del gobierno del estado, al no invitarlos a las actividades oficiales que desarrolla el gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas. Y son solo algunos medios “a modo” los que son invitados.

Están en su derecho de quejarse, toda vez que desde siempre, el gobierno del estado ha invitado generosamente a reporteros, reporteros fotógrafos, directivos e incluso a propietarios de medios a sus eventos. Quien esto escribe tuvo la oportunidad de trabajar como jefe de redacción e información de medios poblanos y la norma era: un día antes por la noche comunicación social del gobierno del estado, avisaba a qué sitio iba a ser la gira del mandatario estatal, decía la hora de la salida, el lugar (casi siempre de Casa Aguayo o antes, de la sede gubernamental del centro histórico, por el lado de la 3 poniente), la hora calculada de retorno y punto. El gobierno daba transporte, muchas de las veces alimentos también y demás facilidades para el trabajo de los reporteros, los directivos decidían si se iba o no.

Con las nuevas tecnologías la cosa no varió mucho, la comunicación vía web facilitó las cosas, y este esquema siguió funcionando.

Así era que el gobierno daba facilidades, apoyaba económicamente y en la logística para que prácticamente todos los medios pudieran cumplir su “misión informadora”, cubriendo las giras oficiales del gobernador en turno.

Con la actual administración de Moreno Valle las cosas empezaron a cambiar. Para empezar el apoyo gubernamental a medios de comunicación se redujo. Muchos medios desaparecieron —principalmente impresos, pero también de la radio y de la web—, vieron muy disminuidas sus nóminas o decidieron quedarse sólo en la web debido al alto costo de impresión en papel. La publicidad que antes fluía más o menos generosamente (dependiendo del medio y de su línea editorial), se empezó a escasear. Era claro que para el actual mandatario local, el contar con una buena relación con toooodos los medios, ya no era prioritario, toda vez que ganó el proceso electoral del 2010, aun teniendo en contra a prácticamente todos los medios. Así empezó a “castigar” a los informativos “rebeldes” o “incómodos”.

Así llegamos a esta situación en la que muchos de estos se quejan ahora de que el gobierno del estado no les avisa de sus actividades. No los invita, pues, a los actos del gobernador. Y por esta razón llaman “censores” a los funcionarios de comunicación del gobierno estatal (especialmente a Fernando Alberto Crisanto, experiodista y hoy funcionario estatal, fungiendo como jefe de medios) y se dicen víctimas de un “cerco informativo”.

Esto me invita a ser unas reflexiones sobre le periodismo poblano y creo que también, de mucho del que se hace a nivel nacional.

Tenemos la tendencia a hacer “periodismo palaciego”; esto es, pensamos que lo que más le interesa como información a la ciudadanía es lo que hacen los gobiernos de todo nivel (o lo que dejan de hacer). Creemos –falsamente, yo pienso- que hacer periodismo es andar correteando a funcionarios públicos, personajes destacados de la sociedad, líderes de opinión, etcétera, cámara y grabadora en mano, buscando que declaren algo, lo que sea, pero si es despotricando contra otro funcionario o contra los del partido contrario, mucho mejor.

Por eso, el que el gobierno del estado deje de invitar a algunos de los periodistas  a sus eventos ¡es el fin del mundo!

¿Qué acaso no se puede hacer periodismo sin depender de lo que dicen, hacen, piensan o no dicen, no hacen o no piensan, los funcionarios gubernamentales?

¿Qué acaso no se puede hacer periodismo crítico del gobierno del estado, sin ir invitados a sus eventos?

¿Qué el periodismo pasa forzosamente por la agenda que el gobernador en turno impone a la mass media?

Bien visto, si el gobernador no los invita, peor para él, le da la espalda a un sector que genera opinión pública y se pierda la oportunidad de hacer oír su voz. Tal vez pensando con seguir el ejemplo del hoy presidente de la república, apostando a que la televisión es la neta y con eso basta (creo que es una mala lectura del gobernador Moreno Valle. Hoy el presidente Enrique Peña Nieto busca tener una buena relación con todos los medios —prensa, tv, radio, web, etcétera—, sean críticos o no. Así también lo hizo como gobernado del Edomex, claro los medios televisivos siguen siendo y son sus consentidos).

Así pues, no se quejen amigos periodistas de “censuras” y “cercos informativos”, sigan haciendo su chamba, va a costar más esfuerzo y habrá que echarle más sesos, pero de eso es de lo que vive el mejor periodismo independiente. (JLBA)

luisbenitez22@hotmail.com

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Decir en un foro internacional del tamaño de la que se realiza en Davos, Suiza cosas como: la inseguridad en algunas zonas de México no es una cuestión privativa de nuestro país y que daña al continente latinoamericano; y sobre todo proponer a los grupos llamados autodefensas a incorporarse a la fuerza pública para ayudar a acabar con la violencia en Michoacán, son dos ideas por lo menos equivocadas o dicho más francamente, falsas y/o evasivas de la realidad, que hizo el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

Es claro que se trata principalmente de piezas oratorias las que el mandatario mexicano fue a lanzar a este importante foro económico mundial. El regreso del PRI a la presidencia, implicó también, el retorno de ese discurso impostado y edulcorado que tanto gusta a los miembros del tricolor, ese estilo tan de moda en los concursos de oratoria que hasta los años ochentas o noventas eran lo que formaban a los cuadros del tricolor que posteriormente se volverían gobernantes o legisladores.

Era obvio que lo que tenía que hacer Peña Nieto era mostrar las bondades de las grandes reformas que se han hecho en este primer año de su gobierno, reformas que por cierto eran por demás necesarias y urgentes, que significan sin duda una gran avance en lo político, pero que aún están por mostrarse en sus beneficios en lo económico.

Sin embargo en su intervención la prensa mexicana destaco dos cosas: primero sus líneas dedicadas a la inseguridad, luego de una pregunta expresa sobre el tema:

“…Dicho sea de paso, no es privativo de México, es privativo de una región que enfrenta grandes retos en materia de seguridad, y me refiero a toda la región de América Latina. Los niveles de inseguridad que varios países enfrentan en esta región cada vez se han venido acentuando, y México tiene sus propios retos y sus propios desafíos”.

Aquí vale aplicar un dicho popular no sé si sea muy mexicano, pero si muy utilizado en nuestras tierras entre nuestros ancestros: “mal de muchos, consuelo de tontos”. Sin ofender.

En este mundo contemporáneo es claro que fenómenos sociales como la delincuencia, son globales. Pero en este caso implicar en la problemática de la inseguridad en México a todos los países de América Latina, es una manera de evadir la responsabilidad sobre lo que el estado mexicano no ha sabido hacer. Además, bien visto, la problemática delincuencial en México está más vinculada a nuestra frontera norte, la que nos une a Estados Unidos (por donde salen drogas, migrantes; y entran armas y más armas), que a nuestra relación con los países de centro y del sur de América. Pero claro, corresponsabilizar a nuestros vecinos del norte de la problemática de la seguridad en México, era políticamente incorrecto en un foro económico como ese.

Por otro lado, el mandatario mexicano “invitó” a aquellos que integran las llamadas “autodefensas” principalmente en el estado de Michoacán a integrarse a los cuerpos de seguridad del estado: “Hemos convocando a aquéllos que quieran participar en las tareas de seguridad, que lo hagan atendiendo a los principios de la ley, para ser parte de los cuerpos de seguridad”,

Es una pésima lectura de la realidad michoacana, pensar que los llamados grupos de autodefensa, policías o guardias comunitarios, se están armando y haciendo funciones de vigilancia por que quieren integrarse a los cuerpos de seguridad. Es absurdo.

Cualquiera que haya escuchado con mediana atención a las personas que en Michoacán se han armado y organizado para defenderse e incluso atacar a un grupo delincuencial, se dan cuenta que lo hicieron orillados por la situación de inseguridad, de vulnerabilidad  y de desasosiego que de hecho vivían, ante la clara inoperancia —y a veces con la complacencia— de los cuerpos policiacos encargados de su seguridad. Incluso puede que haya entre las filas de las llamadas autodefensas, grupos de interés vinculados a otros grupos delincuenciales que se estén aprovechando de esta terrible situación.

Pero de ninguna manera se puede pensar que estos grupos lo que desean es ser policías. Insisto es una pésima lectura, que si viniera de algún cuadro medio gubernamental podría ser entendible y discutible, pero que venga del presidente de la república, es un motivo más de preocupación que debemos tener por la situación deplorable en la que se encuentra el hermano estado de Michoacán.

Lo que debió hacer es reconocer los errores propios y los de las anteriores administraciones panistas y priistas, hablar de las soluciones en construcción y garantizar su eficacia en el futuro, vincular la política social y educativa a las inevitables soluciones de fuerza, pero sobre todo reconocer plenamente la problemática y no buscar minimizarla o repartirla.

Así las cosas, lo que me temo es que estos dos desaciertos presidenciales lo que muestran es que el actual Poder Ejecutivo Federal, todavía no acierta a saber qué hacer para resolver de fondo el grave caso de Michoacán y lo que estamos viendo son simplemente, respuestas a bote pronto y soluciones a medias. Pero ¿México merece soluciones a medias en materia de seguridad?
Creo que no. (José Luis Benítez Armas)

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José Luis Benítez Armas

Crece la accesibilidad del internet y el uso del computador en México, sin embargo todavía existe un gran porcentaje de mexicanos que viven con un claro rezago en esta materia y lo que es aún más preocupante, existe mucha desigualdad en las zonas geográficas nacionales, entre el norte y el sur.

Esto según la Encuesta en Hogares sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información, que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en abril pasado y cuyos datos se dieron a conocer este día.

Las cifras en total nos dicen que son 49.4 millones las personas que son usuarios de una computadora y 46.0 millones utilizan Internet en el país. Si se calcula que el número de habitantes en México es de aproximadamente 115 millones, esto nos refleja que muy por debajo de la mitad de los ciudadanos de nuestro país tienen acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) modernas.

Mientras en entidades como Baja California, Baja California Sur y el DF, poco más de la mitad de sus habitantes por hogar tienen acceso a una computadora y a la conectividad en web, en estados como Oaxaca y Chiapas apenas dos de cada 10 familias lo tienen.

Otro dato importante es que la accesibilidad de la comunicación vía televisión abierta sigue siendo la más importante: mientras el 35.8% de los hogares mexicanos declararon tener computadora y el 30.7% (un total de 9.5 millones de hogares) acceso a internet, el 94.9% de los hogares nacionales señalaron tener televisor, el 36.7% con acceso a televisión de paga.

También es de destacar el número de hogares que declararon tener sólo aparatos de televisión analógica (el 69.0%), pensando sobre todo en que México empezó en este año a hacer su mudanza hacia la televisión digital, siendo que solo el 25.8% apuntó que posee televisor digital.

Otros datos interesantes son: del conjunto de usuarios de la web, el grupo de población de entre 12 a 34 años, es el que más utiliza el servicio de internet, con una participación del 62.6 por ciento.

Los usuarios más frecuentemente reportaron en el 2013, que cibernavegaron en el hogar (58.9%), en un sitio público (33.0%) y en el trabajo (22.7%).

En cuanto a los datos de usuarios de computadora por sexo, los hombres tienen una participación del 49.9% y las mujeres el 50.1%; en cuanto a usuarios de internet las mujeres representan el 50.0% y los hombres el 50.0 por ciento.

Considerando los tres principales usos de Internet, predominaron los que la emplearon para obtener información de carácter general (64.3%), luego el grupo que la utilizó para realizar actividades de comunicación como mensajería o recibir o enviar emails (42.1%), para actividades lúdicas o de entretenimiento (36.2%), y de los que la emplearon para actividades escolares (35.1%)

Estas cifras nos indican que el uso de la web en México como herramienta de comunicación, información, comercialización, organización, difusión tienen aún un gran potencial.

MÁS INFORMACIÓN EN:

http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Boletines/Boletin/Comunicados/Especiales/2013/noviembre/comunica46.pdf

luisbenitez22@hotmail.com

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José Luis Benítez Armas

La liberalización del consumo y la comercialización de la mariguana que en estos días ocupa gran parte de la agenda mediático y de la opinocracia nacional, trasciende el mero ámbito de la lucha contra la violencia y la delincuencia organizada (rubro ya de suyo importante y trascendental para nuestro país).

Yo la ubicaría en el ámbito en primer lugar en el derecho a la libertad individual y por otro lado, al aspecto de salud pública que implica.

El impacto que la posible liberalización de la mariguana puede tener en el combate a la violencia y a la lucha contra los grupos delincuenciales, tampoco es menor, pero pasa a segundo plano —según mi punto de vista—, frente a lo antes señalado.

El debate absurdo y estéril que se centra en la disyuntiva de si “la mariguana es buena o mala”, no lleva a ningún lado y es por demás, inútil.

Si trasladamos esa misma pregunta a otras sustancias toleradas —o socialmente aceptadas— como el alcohol o el cigarro, nos meteremos en largas y calurosos reflexiones en las que sacaremos como obvia conclusión: el consumo con moderación no es malo.

Y más: si nos planteamos la misma disyuntiva para productos como la carne de puerco, los refrescos embotellados, los embutidos, la fast food, las botanas fritas y hasta la leche entera en polvo, tendremos debates igual de calurosos modulados por la experiencia propia de cada debatiente, que conducirá sin duda a una respuesta igual o muy similar a la obtenida sobre el alcohol y el cigarro.

Es claro que el sano consumo de cualquier producto alimenticio o de cualquier sustancia,  tiene como único límite la moderación; y esta la da solamente la decisión personalísima e individual, moderada o conducida por la experiencia propia, por el contexto familiar, por el entorno social, por la propia biografía y por el inalienable derecho a ser uno mismo.

Es decir, es el derecho de cada persona a gustar y degustar lo que le plazca y le produzca satisfacción, siempre y cuando no dañe o perjudique a otros. La cantidad y continuidad del consumo es parte de esa decisión personalísima que cada individuo toma en el día a día, pensando siempre en lo que es mejor para cada quien, según el personal parecer.

También es claro que el consumo desmedido de cualquiera de estos productos y sustancias, va a generar en cada consumidor graves problemas de salud.

Los graves problemas en México de alcoholismo, tabaquismo, obesidad, diabetes, hipertensión pasan en mucho por esa mala decisión personal cotidiana, que hace que la gente consuma más de lo que debe y que los lleva a problemáticas como las ya mencionadas.

Así las cosas, el derecho al consumo individual de mariguana al igual que el de cualquier otro producto o sustancia, es un derecho inalienable que debe ser respetado en cualquier sociedad liberal que se jacte de serlo (creo que México lo es). Lo que es bueno o malo es la cantidad, la calidad y la continuidad del consumo.

Cuando el mercado está regulado —como en el caso de las carnes, las botanas, el alcohol y el tabaco— el Estado y la sociedad le garantiza al consumidor la calidad sanitaria y la regulación de precio de cada producto, además de la posibilidad de que el sector salud le informe al consumidor de las consecuencias que el consumo de tal o cual producto puede tener para la salud.

Cuando el mercado está fuera de la legalidad: no hay garantía sanitaria, no hay regulación tarifaria y el sector salud está imposibilitado de actuar en la prevención o incluso en el combate a las secuelas de los consumos abusivos.

La legalización del consumo de la mariguana es un acto de defensa de las libertades individuales y del derecho a decidir de cada ciudadano, a consumir lo que le apetece y desea.

Los demás es información, educación y control sanitario. Eso es lo que hace falta para complementar esta liberalización. Pero es necesario extender esta información y educación a todas las otras sustancias que se consumen y que pueden ser eventualmente generadoras  de daños a sus consumidores.

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En este video, la novia de Snowden

José Luis Benítez Armas

Lo que el ciudadano estadunidense Edward Snowden ha destapado en las Estados Unidos es de verdad un escándalo de dimensiones globales.

En resumen el joven de 29 años ex empleado de la CIA y de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), ha revelado una política de intromisión sistemática del gobierno de los Estados Unidos (¡sí, el que encabeza el neoliberal Barak Obama!) en las comunicaciones vía internet de sus ciudadanos y principalmente  las que se tiene con el exterior. Todo —off course— en nombre de la “seguridad nacional” y de la lucha “contra el terrorismo”.

Una inmensidad de datos (correos electrónicos, posteos, conversaciones en cámara web, chateos, imágenes, etcétera) que están en manos del gobierno del país más poderoso del mundo, de los que se apropió con la complacencia de empresas como google, facebook, skype, twitter, quienes proporcionaron gustosos estos datos al Tío Sam. Es obvio que esta información incluye mucha del resto de los países del mundo, especialmente México desde donde se interactúa mucho a los EU vía internet.

Estas información le da un giro de 180 grados a la confianza, la efectividad y sobre todo a la confidencialidad de la web como medio de comunicación. No es extraño que Orwel y su archiconocido libro 1984, recobre hoy en EU sus altas ventas. El Big Brother gabacho reloaded & global.

Esta historia digna de un gran programa de ciencia ficción reúne los elementos que ni el mejor novelista de este siglo XXI, ni el productor más avezado del Hollywood  habrían reunido: una trama en la que el espionaje gobierno de los Estados Unidos es el elemento central, un joven y apuesto agente secreto (Snowden) que se da cuenta de que las actividades invasivas de la privacidad del gobierno americano son una afrenta a la base constitutiva liberal de la ley gabacha y decide denunciar dejando a su bella y hot girl friend estadunidense (ver nota y ver el video que encabeza esta entrada); una cita en una ciudad de un país asiático (Hong Kong) con tres reporteros ingleses a quienes se les dará —en medio de un sigilo peliculesco– esa explosiva información.

Y más: Snowden —un makeself man—, un joven casi autodidacta, experto en informática y frustrado seal americano, con un salario actual de 200 mil dólares al año, desaparece luego de su dramática revelación y desde la clandestinidad se revela como un american hero, que solo desea una “América libre”.

¡Mejor trama, imposible!

Su destierro en Hong Kong no es gratuito ni espontáneo. El joven Snowden sabe que si un país puede sacarle provecho político a esto, es la poderosa China. Obviamente tampoco es gratuito que el presidente del gigante asiático haya visitado oficialmente los Estados Unidos y una semana después, se desata esta trama.

En fin, se trata de un escándalo global del que por lo pronto y para empezar se quieren escapar las empresas lideres del mundo en el internet, pero que sin embargo hará pensar y muy a fondo a los que usamos la web, qué es lo que debemos hacer de ahora en adelante al usar la comunicación vía internet. Además de las implicaciones que esto puede tener en las relaciones de EU con el resto del mundo.

No podremos quitarnos de la cabeza que el Big brother nos vigila. Pero ahora sabemos que ¡eso es una realidad!

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José Luis Benítez Armas

El veterano periodista mexicano Jacobo Zabludovsky, recibió el reconocimiento “Eduardo Neri y legisladores de 1913”, al mérito cívico y por su aportación a la construcción de la democracia en México, esto por parte de nuestra ínclita cámara de senadores.

Era obvio que este premio levantara más de una ceja de muchos de los mismo senadores que lo premiaron y ciudadanos mexicanos en general, sobre todo de aquellos quienes durante años supimos de la clara complicidad que el entonces único informativo televisivo, llamado “24 horas” conducido por el hoy homenajeado periodista, tenía con el régimen unipartidista, autoritario y claramente antidemocrático, que gobernó nuestra nación durante casi 70 años.

En los discursos oficialistas en los que se justificaba dicho premio, se hacía más énfasis en la longevidad de Zabludovsky ejerciendo su profesión, que de verdad en su “aportación” a la construcción de la democracia mexicana.

Es muy respetable el señor Jacobo Zabludovsky, sus canas y su capacidad de trabajo aún a sus casi 90 años de edad, ya lo hace de suyo, respetable. Pero de eso a querer hacer de él, un ejemplo de la labor periodística, hay mucha distancia.

Antes todo lo contrario. Durante los 30 años que se mantuvo al frente del único noticiero televisivo (en un país de monopolios de comunicación en tv), lo que dio fueron señales sistemáticas de desinformación y manipulación abierta, para favorecer al régimen de partido único y autoritario. No hubo en el señor Zabludovsky ningún gesto mínimo de pluralidad o de defensa del derecho a la libertad de prensa o de expresión. Nunca cuando estuvo en la “cima” de los comunicadores en las pantallas mexicanas.

En resumen, el señor Jacobo aunque muy respetable por su provecta circunstancia, hizo exactamente lo contrario de lo que debería hacer un verdadero periodista, honesto, respetuoso de su oficio y sobre todo consciente del deber ético que debe tener cualquier informador, con su profunda misión de ayudar a construir una sociedad dialogante, democrática y respetuosa del Estado de Derecho.

En fin, que por más que le busco, no le hallo al respetable señor, su mérito cívico y mucho menos su aportación a la construcción de la democracia mexicana, durante esos años de su labor informativa en la empresa Televisa (antes Telesistema Mexicano).

Desde que dejó Televisa (a la que por cierto nunca pierde oportunidad de agradecerle y alabarla), se incorporó a la variada oferta informativa defeña a través de la señales de radio, ya después de que a partir del 1997 comenzó en los hechos y en las instituciones mexicanas, la transición hacia una sociedad de verdad más democrática y participativa. A partir de ese momento entonces sí, el señor Jacobo Zabludovsky, devino en un agudo crítico del sistema, defensor de los derechos ciudadanos y en el portador de muchas posiciones ciudadanas.

Nunca es tarde para empezar a hacer bien y honestamente las cosas. Más vale tarde que nunca.

Según los méritos reseñados, el licenciado Zabludovsky ha ejercido el oficio periodístico durante más o menos 68 años. Los 15 años de ejercicio respetable del oficio periodístico, hicieron olvidar a nuestros informados legisladores, los más de 40 años de manipulación informativa y de deshonestidad intelectual, de un hombre respetable pero francamente muy poco digno de ser ejemplo en esta profesión.

Bueno, los premios periodísticos en poco se han caracterizado por ser fruto de decisiones responsables, de evaluaciones claras y de verdaderas hazañas periodísticas. Pocas veces lo han sido.

Este es un ejemplo más de cómo se premia una labor tan necesaria y que exige tanta responsabilidad, valor e inteligencia. Pero bueno, estamos en un país donde el vandalismo, el saqueo, el influyentismo y la violencia, no se castigan, sino más bien se premian.

Qué más podemos esperar.

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Ya es presidente Enrique Peña Nieto. El futuro de México es incierto con esta nueva administración que arranca en el próximo mes de diciembre. Siendo optimista es claro que si bien el PRI por su apariencia no ha cambiado, el país es un hecho que sí.

Y es que mientras el discurso priista señala, repite una y otra vez que son el “PRI del siglo XXI”, que ya cambiaron, que han aprendido en estos 12 años fuera del poder presidencial, la realidad que se palpa al ver a su equipo más cercano de trabajo y a quienes se han colocado en los lugares estratégicos en el Poder Legislativo (sus operadores en las cámaras), es que estamos ante la misma escuela priista que dejó el poder en el 2000.

Manlio Fabio Beltrones (coordinador de diputados priistas), hombre inteligente y experto operador político, es un ejemplar de la vieja guardia, respetable su veteranía, pero temible -como el viejo Ogro filantrópico, que decía Octavio Paz-. Emilio Gamboa Patrón (coordinador de los senadores tricolores), es igualmente otro personaje de la escuela tradicional del PRI de antaño. Personajes gestados en los años de López Portillo y Echeverría.

Miguel Osorio Chong, Luis Videgaray y el propio Peña Nieto, son alumnos avanzados del priismo tradicional, cuyo desempeño como funcionarios públicos es más bien gris y poco efectivo. Muy lucido por que salían en la televisión, pero si se revisa a detalle, las gestiones de los gobernadores Osorio Chong en Hidalgo o Peña Nieto en Edomex, no ofrecieron resultados extraordinarios o dignos de destacar. En salud y en seguridad pública, prácticamente están en la media nacional o en rango menor esas entidades.

Peña Nieto tiene la formación académica mínima para ser un funcionario de medio pelo para arriba. No habla inglés, su espectro cultural es más bien limitado –como se ha comprobado muchas veces-, egresado de una institución privada mexiquense (Universidad Panamericana) poco conocida, es un orador enjundioso, pero de la tradicional vieja escuela priista, con voz engolada pero con poca sustancia y mucha demagogia.

En su equipo de transición incluye a Rosario Robles, un personaje de la izquierda mexicana cercano a Cuauhtémoc Cárdenas, vinculado a los peores episodios de la gestión perredista en el DF. De hecho hoy el DF es gobernado –y controlado- por el PRD a la vieja usanza priista (carro completo en el parlamento, control corporativo de ambulantes y taxistas, grupos de choque, etcétera). Esa es la escuela de Robles. Nada moderno ni “progresista”.

Estos son sólo algunos ejemplos destacados. Claro que el hecho de que Peña Nieto no sea una lumbrera académica (como tampoco lo fue, ni de cerca, Vicente Fox), no quiere decir que no pueda hacer una buena administración. Es más, alguien que carece de conocimientos pero que quiere realizar bien su trabajo en áreas que desconoce, pues lo que hace es rodearse de gente que sepa de esas áreas. Un buen líder de una administración no es el que sabe de todo (porque es difícil hallar a alguien que reúna esas características), sino el que sabe escoger a la mejor gente en cada uno de los rubros bajo su responsabilidad.

Así pues, siendo positivo y optimista, la gestión de Peña Nieto puede darnos sorpresas y sacar adelante al país, de este bache en el que se mantiene por culpa de su clase política. Ojalá así sea por el bien de todos (más allá de priismos, panismos, perredismos y todos los ismos que se nos ocurra).

El problema -creo yo- está, en la fuerte tendencia hacia la corrupción que aun tiene el sistema político mexicano, creación sublime del PRI que nos gobernó durante 70 años. Le temo a la cleptocracia nacional, la hija mayor del tricolor y su largo gobierno. Si bien la división de poderes, el equilibrio de estos -y la vigilancia de los medios de comunicación, a veces no muy certera, pero vigilancia al fin-, y demás contrapesos nos puede  dar cierta garantía de que ya no existe la manga ancha que había en los gloriosos años de los saqueos priistas, la realidad es que aun hay un amplio margen de discrecionalidad y de opacidad en los gastos públicos. Y esa es la materia prima principal con la que crece y se mueve la cleptocracia nacional.

Así pues, solo nos queda decirle a nuestros sufridos compatriotas: nosotros los elegimos (a Peña Nieto y compañía), ni modo, ahora los tenemos que soportar y aguantar como nuestros funcionarios públicos, claro está, hasta cierto límite.

¡Que Dios nos agarre confesados, ya viene el sexenio peñanietista¡

¿Qué nos deparará el futuro a los mexicanos?

(Texto escrito en noviembre de 2012: JLBA)

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José Luis Benítez Armas

La presencia tumultuaria (vía internet o en las calles) de miles de jóvenes universitarios mexicanos alzando la voz para hacerse oír y externar su desacuerdo sobre cómo se conduce este país, cómo se conducen los partidos políticos y la labor incompleta y poco profesional de los medios de comunicación, es positiva para el país (movimiento #Yo soy 132).

La propia manera en que se han hecho presentes en la realidad política y social de México, ya ha sido una buena aportación. Su presencia y su presión vía web y en las calles, logró por ejemplo, que la entrevista que los opinadores de Televisa le hicieron a Enrique Peña Nieto en el programa “Tercer Grado” el pasado 23 de mayo, que debía ser tersa por la clara proclividad priista de la televisora, se convirtió gracias a esta presión juvenil, en una entrevista verdadera y profesional, que cuestionara y que buscara incomodar al candidato priista.

La propia presencia de tres de tres muchachos universitarios en el programa noticioso informativo estrella del monopolio televisivo, la mañana del pasado martes 22 de mayo, a pesar de tener que lidiar con un avezado conductor de noticieros como Carlos Loret de Mola, fue positiva ya que lograron salir avante mostrando seguridad y convicción.

La propia vorágine que provocaron entre todos los propios medios de comunicación, cuyos personajes destacados -con escasas excepciones-, no lograron atinar a definir y tratar con justeza y con amplio criterios a las expresiones juveniles. Hay desde opiniones equilibradas y razonadas como las de Jesús Silva Herzog Márquez, hasta las francamente desproporcionadas del director de La RazónPablo Hiriart, que histérico acusó sin mayor prueba que su “aguda visión periodística”, le indicaba que detrás del descontento estudiantil estaba AMLO y su séquito.

Bueno, pues este desajuste y descontrol entre las mass media nacional, también es algo positivo que el movimiento juvenil está aportando para reconocer los límites y las carencias de nuestra vida democrática y sus medios de información.

En fin, todo esto nos da una idea de lo positivo del movimiento de estudiantes. Sin embargo hay que reconocer sus limitaciones y ponderar sus alcances y qué es lo que debemos esperar para este primero de julio próximo, luego de la “primavera juvenil mexicana«.

En primer lugar, está claro qué es lo que no quieren estos jóvenes universitarios que por miles se expresaron en las últimas semanas: no quieren a Peña Nieto, pero tampoco a AMLO ni a Josefina Vázquez Mota y menos al joven Quadri.

No quieren a Televisa, pero tampoco a TV Azteca, ni tampoco creen en los otros medios de comunicación (en la entrevista con Loret, uno de los entrevistados sólo reconoció el valor informativo e imparcial de los informativos del IMER). Es claro que la Organización Editorial Mexicana (OEM) tampoco forma parte de sus preferencias informativas (cosa que cuesta trabajo no compartir, por cierto: casi todos periódicos mediocremente diseñados y editados, franca y abiertamente priistas, obvios en su parcialidad).

Lo que no han dejado claro, qué es lo que sí quieren. Y esa es su seria limitación. Porque todos a los que cuestionan, ellos sí tienen claro qué es lo que quieren (Peña, AMLO, Josefina, Televisa, OEM, etc, si saben lo que quieren).

También debe estar claro que el hecho de tener capacidad de convocar a multitudinarias marchas, no implica que se tenga la misma capacidad para convocar a las urnas. Es evidente que en números, la representatividad de estos jóvenes inquietos, es pequeña, digamos que ínfima. Por lo tanto no hay que crearles a estos muchachos falsas expectativas, que crean que ya tiraron a Peña Nieto, aunque no tengan claro a quién si quieren apoyar. Así no funcionan las cosas.

Su protesta que por momentos se percibe como anti Peña Nieto (o en general contra el PRI), se ve desdibujada y por momentos se convierte en anti “sistema”, así en general. En todo caso si sólo se queda en el “anti”, sin proponer opciones, lo que está haciendo es argumentar a favor del voto nulo, que al final terminará beneficiando al PRI.

Así pues y a manera de conclusión. Es positiva esta irrupción vociferante y digna de los estudiantes mexicanos; ha forzado a mucho del periodismo oficialista (al establishment mediático mexicano) a ofrecer un trabajo más digno de la profesión informativa (no sin berrinches, quejas, alaridos y mohínas entre algunos opinadores). También ha obligado a partidos y políticos (también con rostro adusto y a disgusto) a voltearse a ver su estrategia y su forma de hacer política, además de replantear su relación con los medios.

Sin embargo si se quedan en sólo criticar lo negativo, sin hacer propuestas y crear alternativas claras, posibles y sustentables, se recordará como un movimiento efímero que sólo impacte en este 2012. Y viendo los fríos números y las estadísticas, ese impacto en este 2012 será muy pobre en las urnas.

Entonces se corre el riesgo de generar desilusión, en esta nueva generación que en pocas semanas ha llenado de sueños y esperanzas, a una sociedad mexicana harta de sus políticos y sus medios de información y opinión.

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José Luis Benítez Armas

“A quien no le guste el calor, que no se meta a la cocina”,

del refranero político poblano

La periodista Carmen Aristegui ha sido un puntal del periodismo crítico por televisión en México en los últimos diez años. Para llegar a esto tuvo que hacerse de una carrera periodística en mucho forjada en Imevisión (lo que hoy es TV Azteca, cuando era propiedad del gobierno federal) y en la propia Televisa, donde fue comentarista en la pantalla chica y en la radio.

Nadie como ella sabe y entiende lo que es ejercer la opinión periodísticamente libre en el país y como esta ha ido evolucionado en los últimos 25 años. Conoce bien lo que es hacer periodismo y generar opinión en cualquier tema, dentro de los medios electrónicos mexicanos, casi todos controlados por empresas privadas (algunos son estatales, los menos). Ella sabe lo que es estar haciendo periodismo, bajo las normas del negocio privado.

Por todo lo anterior me extraña su encono en contra del dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec), Alejandro Puente Córdoba, quien publicó -eso sí con un gran despliegue de recursos-, un desplegado en el que hace duras críticas a la labor informativa de Aristegui, en el que como argumento central expone que la periodista está al servicio del poderosísimo empresario, Carlos Slim, luego de la entrevista que aquella le hiciera a Enrique Peña Nieto, en el que este negó ser “hechura” de Televisa, hablando sobre los candentes temas que siguen en debate sobre las telecomunicaciones y su marco jurídico.

La molestia de Carmen Aristegui ha sido tan grande, que le ha dedicado horas de su programa informativo en MVS (radio y TV) por las mañanas, en denostar y desprestigiar a Alejandro Puente, quien por cierto es candidato plurinominal a la senaduría por el Movimiento Progresista, postulado por el Movimiento Ciudadano (ex Partido Convergencia).

Siendo ella –Aristegui- una clara representante del periodismo de izquierda en México, obviamente se ha sentido en cierta manera traicionada, al tener en las filas de sus aspirantes a legisladores, a un detractor, como Alejandro Puente. Por ello se he dedicado a presionar al Movimiento Progresista e incluso al candidato a la presidencia de la república, Andrés Manuel López Obrador, para que se deslinden de este candidato y si se puede que quiten la nominación.

Lo que más me extraña es su molestia ante la crítica, siendo ella una usufructuaria nacional de esta. Ella la ha usado para cuestionar a las más altas esferas del poder, para interrogar a los personajes más disímbolos del acontecer nacional. Por todo esto, ella se debe entender también expuesta a estas críticas y por lo tanto, debería estar dispuesta a enfrentarlas con argumentos y con su labor diaria, sobre todo entendiendo que ella es una privilegiada al tener una tribuna cotidiana, con un gran público cautivo que le sigue y le cree, fruto esto de su larga labor periodística.

Para qué recurrir al viejo expediente de linchar al mensajero, de denostar al portador del mensaje, y no mejor, enfrentar las críticas con más y mejor periodismo, que lo sabe hacer bien.

Viejo conflicto, enmascarado

Y es que en recientes días hemos visto varias etapas de un conflicto mediático que involucra a la reconocida periodista Carmen Aristegui y al dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec), Alejandro Puente Córdoba, que esconde claramente un viejo conflicto comercial y económico entre, el tradicional sector que posee las televisoras más importantes del país y un segundo grupo de empresarios que quieren abrir ese mismo sector a una competencia más abierta y sana.

En el primer grupo están Televisa y TV Azteca al frente, quienes desde hace décadas han ostentado el liderazgo del mercado, tanto de la televisión de señal abierta como la de cable (o de paga). Ese liderazgo se forjó en mucho en las décadas del poder del partido único (PRI), quien les prolijo protección y cuantiosos recursos económicos, además de un marco jurídico que les facilitara su condición monopólica, todo a cambio de una labor informativa a modo, acrítica y escasamente inteligente (TV Azteca fue otra ganga de la gran venta de garaje que hizo el régimen priista, esta comprada por Ricardo Salinas Pliego, hoy por cierto también entre los más ricos del mundo).

El segundo grupo esta cobijado bajo el manto protector del empresario más rico del mundo: Carlos Slim. Por cierto, quien también forjó en mucho su demencial riqueza gracias a que adquirió –en los inefables tiempos priistas- a precio módico un monopolio de las comunicaciones (Telmex), que le permitió tener una base sólida para su espectacular despegue empresarial y su vertiginoso crecimiento, que hoy asombra al mundo de los negocios.

Es claro que atrás de este conflicto Aristegui-Puente, está otro mayor entre estos dos poderosos grupos económicos, que luchan como cualquier empresario por hacer crecer a toda costa, el negocio propio.

La pregunta que queda es: ¿Algunos de estos dos grupos de interés, representan de verdad los intereses nacionales?

Yo creo que no.

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José Luis Benítez Armas

Mucho se habla en los medios acerca de la libertad de expresión, el derecho a la información, la censura, etcétera ¿Pero qué es la libertad de expresión en los medios de comunicación? Para empezar hay que distinguir la libertad de pensamiento, de expresión y la libertad de prensa en México.

La libertad de pensamiento no se puede legislar, pues el estado no puede supervisar el cerebro de sus ciudadanos. Por lo menos hasta ahora. La libertad de expresión está garantizada con el derecho constitucional a tener y compartir ideas filosóficas, políticas, sociales o religiosas de cualquier tipo. Claro está, siempre y cuando en su ejercicio no se atente a la moral pública, se cometa o se incite a cometer delito alguno, se dañe a terceros o no se altere el orden público. Habría que precisar o más bien actualizar lo que entendemos primero por moral; el daño a terceros y finalmente alterar el orden público. De ser así, puede ser que sólo con la limitante de no cometer delito alguno, sea suficiente.

Seguimos: la libertad de expresión es el derecho de cualquier ciudadano para opinar, decir o hablar de cualquier tema o asunto. Nos remitimos a la constitución mexicana:

“Art. 6º. La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público”. (A este precepto se le adicionó la siguiente parte por decreto de fecha 1º. de diciembre de 1977: “…el derecho a la información será garantizado por el estado”)*

Pero otra cosa muy diferente es si esa opinión o punto de vista “merece” difundirse en algún medio de comunicación. No es lo mismo ejercer nuestra libertad de expresión en una conversación de sobremesa, en una aula universitaria, en una asamblea partidista, etcétera; y otra muy diferente plantarse expresar tus opiniones, acusaciones o reflexiones, en un medio masivo de comunicación.

Siempre habrá un filtro que aplican todos medios para seleccionar el material que publican, hasta los que se dicen más plurales y más representativos de la opinión pública; siempre habrá un tamiz el cual ponen los que dirigen los medios, para decidir qué material se publica y cuál no; no hay ningún medio que no aplique esta restricción. Además están en su derecho.

Así pues, esta libertad de expresión tiene en los propios medios y sus muy particulares criterios, el primer filtro que hace que esta no sea “total e irrestricta”. La libertad de expresión es acotada de alguna manera, al ejercer los medios su derecho a seleccionar el material que publica o presenta, es decir ejercer su libertad de prensa.

Entonces surge la pregunta: aquellos periodistas o comunicadores que se oponen a cualquier legislación en torno a la información y los medios, ¿a qué idea de libertad de expresión “total e irrestricta” se refieren?

La idea de ejercer la libertad de prensa con la premisa de “dejar hacer, dejar pasar”, como hasta ahora lo ha hecho la administración federal actual –es decir, que es mejor permitir que se excedan los medios, a regularlos–, es primeramente peligrosa para los propios medios, pues ahora la labor periodística se ha visto en medio de fuertes problemas y conflictos sociales, y cada vez con más frecuencia se presentan casos de agresiones a trabajadores de los medios.

Por lo tanto, debemos entender que la labor informativa debe estar en un marco jurídico, como lo están muchas otras actividades como la medicina, la ingeniería civil, la química o cualquier otra actividad que implique una responsabilidad. Los medios podemos darnos un código ético como sucede en los profesionales de otros rubros, pero esto no se contrapone con la creación de una ley que coloque claramente derechos y obligaciones de los medios.

Dicho lo anterior, hacemos las siguientes preguntas: ¿porqué la labor periodística tendría que estar exenta de una regulación jurídica, como la tienen cualquier otra actividad? Porqué después de todo, ¿quién o qué le da a los medios el derecho de seleccionar el material que publica?

Hay quien afirma que sólo con el código de ética y con el tiempo, la prensa encontrará como por generación espontánea su lugar y su credibilidad y el amable lector y la audiencia, castigará con su indiferencia a aquellos medios que abusen, que tergiversen, que pierdan su objetividad.

Tener este marco jurídico va a permitir que cualquier ciudadano se defienda si se siente afectado por alguna información o por el ejercicio informativo; pero también va permitir que los periodistas tengamos los elementos legales para defender nuestro trabajo de cualquier abuso, ataque o censura.

El tema es difícil y complejo, sin embargo creo que es necesario que en este marco de transición democrática, los medios también reflexionemos sobre la conveniencia de hacer cambios y adecuarlos a los nuevos tiempos. Es por el bien de la sociedad y de los medios.

Cualquier ciudadano tiene derecho a expresar sus puntos de vista acerca de cualquier tema y de hecho en las reuniones familiares son comunes las discusiones políticas de sobremesa en donde todos expresamos nuestros puntos de vista, especulamos sobre la corrupción, sobre la UNAM, sobre la carestía de la vida, y demás. De hecho los mexicanos ejercemos este derecho en nuestros hogares, centros de trabajo y lugares de reunión social.

En el caso de los medios, nos enfrentamos ante la cuestión de que si el ejercer el derecho a la información, es que cualquier ciudadano tenga derecho a hablar de cualquier tema en cualquier momento.

En sentido estricto y apegándonos al artículo de la constitución mexicana antes mencionado, podríamos decir que sí, que cualquier debería de ejercer el derecho a decir o escribir a través de algún medio de lo piense de tal o cual cosa. Pero entonces los medios de comunicación serían insuficientes para darle espacio a las opiniones distintas y diversas que cualquiera de los millones de ciudadanos pueden tener.

Evidentemente esto es imposible; así las cosas los medios de comunicación por obligación y por organización «nos reservamos el derecho de admisión». Digamos que nos adjudicamos el derecho de seleccionar las opiniones que se publican. Claro que hay una serie de espacios para ejercer derechos como el de réplica –es decir la oportunidad de responder en el mismo espacio a alguna información en la que se vea uno involucrado–, las cartas al director, que obligan a casi todos los medios –desgraciadamente hay excepciones sobre todo en medios electrónicos en cuyos casos aún no hay una legislación específica– a dar oportunidad de responder a acusaciones o menciones que puedan perjudicar a un ciudadano.

Así pues, los que trabajamos en los medios tenemos que ejercer el derecho de seleccionar el material que se publica o se trasmite; luego entonces no podemos permitir que se publique todo lo que nos envían. ¿Pero esto es una flagelación a la libertad de expresión?

Claro que no, porque si permitiéramos que todos opinaran de todo y sobre todo, los medios serían una «eterna cena de negros», un ensordecedor trinar de opiniones que difícilmente podría ser digerido por un lector, un radioescucha o televidente.

Así podemos aventurar algunos apuntes para acercarnos a una definición de lo que es la libertad de expresión.

La libertad de expresión al igual que la tolerancia, se ejerce; es decir, cada día y ante cada hecho, en nuestro trabajo periodístico se pone y se pondrá siempre a prueba nuestra tolerancia y apoyados en esta y en el equilibrio, podremos ejercer responsablemente la libertad de expresión.

Así pues, la máxima expresión de la libertad de expresión no es que cualquiera pueda orinarse en las paredes tapizadas de propaganda priista; sino externar con razones y con hechos, críticas y comentarios, a favor o en contra, para defender o censurar, etcétera.

Así los medios ya rebasamos aquella etapa en la que, ejercer el derecho a la información era hablar mal del PRI o del gobierno. Esa era la prueba de fuego para que cualquier medio verdaderamente comprobara que era independiente y que ejercía su libertad de expresión.

Hoy hablar mal del gobierno puede ser tan rentable como antes era hablar bien de él. Y de hecho hay medios de información cuya línea editorial es precisamente esa.

Que un medio de comunicación se proponga defender el ideario de un partido político, cualquiera que este sea, no es malo de suyo. De hecho hay diarios en todo el mundo que son los medios oficiales de expresión de partidos políticos. Lo mismo también en el caso de que un medio se proponga alabar y defender al gobierno, no es malo de suyo. Lo malo sería que todos los medios se dedicaran a defender a un solo partido o a alabar al gobierno, como de hecho sucedía en nuestro país hace algunos años.

Hoy es diferente. Encontramos en los medios de comunicación, lo mismo diarios o medios críticos y otros dispuestos a defender al gobierno. El mito de que al presidente de la república o la virgen de Guadalupe no se les tocaba, ha caído. Hay diarios como La Jornada, que se dedican sistemáticamente a hacer escarnio a través de caricaturas, del primer mandatario, sin que nadie diga nada. Pero insisto, esto no es malo ni negativo, al contrario, eso demuestra que en México, sí se ejerce la libertad de expresión.

Los medios en conjunto ofrecen a la sociedad una variedad de puntos de vista, en los que se aprecien opiniones diversas y contrarias en muchos casos. Así las cosas, por fortuna podemos asegurar que nuestro país ha avanzado mucho en eso.

*Texto escrito en el año 1998, pero que recoge inquietudes que a pesar del tiempo siguen siendo vigentes, aunque algunas otras refleciones estimo ya están rebasadas. Con todo creo que es rescatable.

 

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