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Comentario a “la defensa de los medios” que hizo el periodista Carlos Loret de Mola a través de su columna de opinión en el diario El Universal.

El periodista Loret divide las críticas recibidas a los medios televisivos, entre las de “contenido” y las de “tono”. Centra su defensa en las de “contenido”, pues en las de “tono”, es “muy difícil de trazar líneas comunes”. Y prácticamente nos dice en su argumento que en materia de “tono” periodístico, en la oferta mediática televisiva hay para todos los gustos. Hay quienes gustan de aquellos que informan de manera seria y sobria; y los hay quienes prefieren a aquellos periodistas que muestran sus “sentimientos”.

En el tema del “contenido”, acepto el argumento que no hubo mala intención, ni manipulación, ni invención mal intencionada por parte de Noticieros Televisa ni de las fuentes oficiales. Me voy a centrar en lo que llama Loret de Mola el “tono” informativo.

El fenómeno de desinformación que sucedió luego del pasado sismo del 19 de septiembre de este año, retrata con claridad lo mejor y lo peor de las nuevas tecnologías de la comunicación, como en el caso de “Frida Sofía”, que durante más 24 horas mantuvo en vilo a millones de mexicanos y de personas de otros países, esperando su falso rescate de la escuela Enrique Rébsamen.

Creo que en estos casos influye de manera clara la manera en que hoy se maneja la información periodística, especialmente en el caso de la televisión y claro está, en la moderna comunicación a través de la web.

Y una de las características de la “información” hoy es la búsqueda de la “espectacularización” de la noticia, hacerla estridente, escandalosa, que retrate pasiones, humores; hacer de la información periodística, una especie de reality show. El programa “Laura de América” que durante mucho tiempo mantuvo al aire Televisa, es el más extremo, triste y deleznable ejemplo, de este tipo de tono en el “periodismo”.

Sin duda Televisa, siendo la empresa más antigua, tradicional y poderosa de comunicación, encabeza esta tendencia. Pero no es la única, TV Azteca (de hecho esta lo hace de peor manera), Imagen y demás emisoras privadas de noticias, e incluso los canales oficiales como el once del IPN o el 14 de la SEP, también gustan de buscar hacer este periodismo y lo mismo se vieron envueltas en esta vorágine “informativa”, que como ya se vio a veces resulta en lo contrario: desinformativa.

Y qué mejor qué para buscar este efecto que la espectacularidad de un fenómeno de la naturaleza como es un sismo y un rescate de una persona, y si esta persona es una niña pues simplemente este hecho se convierte en un verdadero manjar para esta noticia-espectáculo que hoy inunda las pantallas.

La información periodística que se puede dar a conocer en tiempo real, ha significado una revolución en la comunicación humana, desde la invención y desarrollo de la radio, pasando por la televisión y ahora el internet. La posibilidad de poder ver en “vivo” lo que está sucediendo prácticamente en cualquier parte del mundo, es una proeza de la comunicación contemporánea. Sin embargo la posibilidad de lograr esto, conlleva también el riesgo de improvisación en temas de información y la falta de análisis, jerarquización y organización en general de los contenidos informativos, para hacerlos claros, razonados y efectivos.

Los que trabajamos en la redacción de un informativo impreso en papel (el tradicional periódico o diario), teníamos la posibilidad de digerir con cierta capacidad y tiempo de análisis las noticias que debíamos publicar al día siguiente. Sí había premura, urgencia y era necesaria cierta velocidad al momento de generar los contenidos para salir al día siguiente en diarios impresos, pero había esa capacidad de reflexionar y de indagar más sobre acontecimientos, especialmente aquellos que eran delicados, como es el caso de un sismo, cuando se va a tratar de informar sobre daños, vidas o muertes de seres humanos. Y aun así, caíamos en errores e imprecisiones.

La información moderna a través de la tv o de la infinidad de dispositivos que nos permiten ver información a través de una pantalla vía internet, hoy no permite esa reflexión, ese análisis o digestión de la información. Y si a eso le añadimos la tendencia a la “espectacularización” de la noticia, damos con la idea de que hoy esos informativos caminan sobre un delgado filo, en el que hay un riesgo constante de caer en el abismo de la ambigüedad, la desinformación o la falsedad.

Esta urgencia informativa y su tendencia a hacer noticias-espectáculos, también impacta a las fuentes de información que muchas veces no tienen la capacidad de poder responder con claridad y celeridad a estas urgencias informativas. En caso de “Frida Sofía”, esta fuente descontrolada fue el equipo encargado del rescate de los cuerpos y sobrevivientes de la escuela Rébsamen, encabezada por la Marina Armada de México.

Los medios, ávidos de información y de ganarse el raiting, buscan con fruición la declaración de los actores centrales del hecho informativo y ser los primeros en hacerlo. La noticia-espectáculo que hoy domina la escena informativa de la tv mexicana, eso exige. Para los reporteros de la tv sería ideal poder entrevistar a un difunto antes de exhalar su último aliento.

Hemos sido testigos en este hecho y en otros muchos más, como “sagaces” reporteros se acercan a familiares de alguna víctima mortal, para preguntarle “qué siente” con la muerte, casi siempre súbita y accidental, de su ser querido. ¡Pues es claro que van a aflorar los sentimientos de tristeza infinita! Pero en la búsqueda de esa noticia-espectáculo ¡Eso es oro molido! Después los editores se encargan de darle ritmo, le meten unos violines llorones de fondo y es una pieza maestra de la “información”.

En el caso de “Frida Sofía”, las fuentes informativas directas, eran los pobres rescatistas que después de estar horas en una situación de extremo estrés y fatiga, salían a contar lo que vivían, o más bien lo que ellos creían que vivían. Después la autoridad castrense encargada de conducir estas lastimosas y riesgosas tareas, solo les quedaba aceptar como ciertas esas versiones iniciales.

Al periodista Loret, ahora le hago las siguientes preguntas: ¿Es periodísticamente importante recurrir a esto para informar? ¿Es necesario y periodístico entrevistar a las víctimas y familiares en su máximo momento de dolor? ¿Se informará mejor metiendo una cámara en las ruinas y enfocar a las víctimas vivas o muertas? ¿Es ético y positivo hacer periodismo de esa manera?

Sin afán de dar clases de periodismo y con el respeto que merece como informador y generador de opinión, le digo que es necesario volver a las bases fundamentales del periodismo:

Sé que es difícil como periodistas ser totalmente objetivos; pues somos sujetos y no objetos, estamos a expensas de nuestra subjetividad, pero para eso hay reglas en el periodismo. Y una de ellas es buscar siempre distinguir con claridad lo que es INFORMACIÓN, de lo que es OPINIÓN.

Además en temas delicados y de la mayor importancia, NUNCA quedarse con una solo fuente informativa, como la reportera Danielle Dithubide lo señala en una de sus explicaciones que dio en la tv, que la indicación era recurrir solo a fuentes oficiales. Para temas como cifras de muertos y heridos, pues es claro que la fuente oficial es primordial. Pero no debe ser única. Tal vez si hiciéramos periodismo en Suiza o Francia, estaría bien sólo quedarnos como las fuentes oficiales ¿Pero en México?

A las dos o tres horas de la presunción del caso “Frida Sofía”, era para que se hubiese buscado los datos precisos, no para darlos a conocer o ir a entrevistar y retratar el sufrimiento familiar, sino sólo para comprobar su existencia; y tenían a la mano a autoridades educativas para corroborar el hecho y no quedarse con lo que dijo un sufrido y exhausto rescatista. Información falsa que desde el primer día de la tragedia ya se había asomado, con la búsqueda de un niño “Víctor”, que tampoco existió. Fueron más de 48 horas de desinformación en tiempo real ¡Esto en la era de híper comunicación!

Lo que está sucediendo es que, en efecto estamos híper comunicados, pero no por eso bien informados. La avalancha de medios de comunicación que hoy inundan nuestra vida cotidiana, lejos de hacernos sujetos mejor informados nos está convirtiendo en seres confundidos y por momentos seres incapaces de tomar las mejores decisiones.

Yo creo que en Facebook y en general en las redes sociales no se hace periodismo per se, se hace una labor de comunicación y de marketing, pero no de periodismo; la diferencia es que en los medios profesionales periodísticos se tienen filtros, reglas de confirmación de datos, trabajo de edición y jerarquización, contraste informativo, etcétera. Eso es lo que hace la diferencia.

Yo pienso que sí hay que analizar el tono de la información, entender que hacer periodismo es una responsabilidad social, que si bien la información se ha mercantilizado, esto tienen límites éticos a los que los informadores debemos ajustarnos.

En el periodismo “el fin no justifica los medios”.

Violencia en Ayotzinapa

Ángel Aguirre

Ángel Aguirre

 

IGUALA, Gro., (procso.com.mx).- Nunca vi nada así, se le escucha decir al nervioso policía apostado en la punta del monte, el rifle atento. A unos pasos la tierra cortada; hay seis hoyos bien trazados, son seis fosas* que escondían los fragmentos de 23 cuerpos calcinados. Bajo la arena retirada a golpes de pala se logran ver troncos de árboles chamuscados, ramas marchitas manoseadas por el fuego. Un pedazo de pantalón de mezclilla. Banderines rojos que marcan el terreno y una cinta amarilla desmayada con el rótulo “Escena del crimen”.

 

 

 

libertad-de-prensa

Diversos medios de información de Puebla y hasta la revista nacional Proceso, se han venido quejando del “cerco informativo” que ha impuesto el equipo de comunicación social del gobierno del estado, al no invitarlos a las actividades oficiales que desarrolla el gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas. Y son solo algunos medios “a modo” los que son invitados.

Están en su derecho de quejarse, toda vez que desde siempre, el gobierno del estado ha invitado generosamente a reporteros, reporteros fotógrafos, directivos e incluso a propietarios de medios a sus eventos. Quien esto escribe tuvo la oportunidad de trabajar como jefe de redacción e información de medios poblanos y la norma era: un día antes por la noche comunicación social del gobierno del estado, avisaba a qué sitio iba a ser la gira del mandatario estatal, decía la hora de la salida, el lugar (casi siempre de Casa Aguayo o antes, de la sede gubernamental del centro histórico, por el lado de la 3 poniente), la hora calculada de retorno y punto. El gobierno daba transporte, muchas de las veces alimentos también y demás facilidades para el trabajo de los reporteros, los directivos decidían si se iba o no.

Con las nuevas tecnologías la cosa no varió mucho, la comunicación vía web facilitó las cosas, y este esquema siguió funcionando.

Así era que el gobierno daba facilidades, apoyaba económicamente y en la logística para que prácticamente todos los medios pudieran cumplir su “misión informadora”, cubriendo las giras oficiales del gobernador en turno.

Con la actual administración de Moreno Valle las cosas empezaron a cambiar. Para empezar el apoyo gubernamental a medios de comunicación se redujo. Muchos medios desaparecieron —principalmente impresos, pero también de la radio y de la web—, vieron muy disminuidas sus nóminas o decidieron quedarse sólo en la web debido al alto costo de impresión en papel. La publicidad que antes fluía más o menos generosamente (dependiendo del medio y de su línea editorial), se empezó a escasear. Era claro que para el actual mandatario local, el contar con una buena relación con toooodos los medios, ya no era prioritario, toda vez que ganó el proceso electoral del 2010, aun teniendo en contra a prácticamente todos los medios. Así empezó a “castigar” a los informativos “rebeldes” o “incómodos”.

Así llegamos a esta situación en la que muchos de estos se quejan ahora de que el gobierno del estado no les avisa de sus actividades. No los invita, pues, a los actos del gobernador. Y por esta razón llaman “censores” a los funcionarios de comunicación del gobierno estatal (especialmente a Fernando Alberto Crisanto, experiodista y hoy funcionario estatal, fungiendo como jefe de medios) y se dicen víctimas de un “cerco informativo”.

Esto me invita a ser unas reflexiones sobre le periodismo poblano y creo que también, de mucho del que se hace a nivel nacional.

Tenemos la tendencia a hacer “periodismo palaciego”; esto es, pensamos que lo que más le interesa como información a la ciudadanía es lo que hacen los gobiernos de todo nivel (o lo que dejan de hacer). Creemos –falsamente, yo pienso- que hacer periodismo es andar correteando a funcionarios públicos, personajes destacados de la sociedad, líderes de opinión, etcétera, cámara y grabadora en mano, buscando que declaren algo, lo que sea, pero si es despotricando contra otro funcionario o contra los del partido contrario, mucho mejor.

Por eso, el que el gobierno del estado deje de invitar a algunos de los periodistas  a sus eventos ¡es el fin del mundo!

¿Qué acaso no se puede hacer periodismo sin depender de lo que dicen, hacen, piensan o no dicen, no hacen o no piensan, los funcionarios gubernamentales?

¿Qué acaso no se puede hacer periodismo crítico del gobierno del estado, sin ir invitados a sus eventos?

¿Qué el periodismo pasa forzosamente por la agenda que el gobernador en turno impone a la mass media?

Bien visto, si el gobernador no los invita, peor para él, le da la espalda a un sector que genera opinión pública y se pierda la oportunidad de hacer oír su voz. Tal vez pensando con seguir el ejemplo del hoy presidente de la república, apostando a que la televisión es la neta y con eso basta (creo que es una mala lectura del gobernador Moreno Valle. Hoy el presidente Enrique Peña Nieto busca tener una buena relación con todos los medios —prensa, tv, radio, web, etcétera—, sean críticos o no. Así también lo hizo como gobernado del Edomex, claro los medios televisivos siguen siendo y son sus consentidos).

Así pues, no se quejen amigos periodistas de “censuras” y “cercos informativos”, sigan haciendo su chamba, va a costar más esfuerzo y habrá que echarle más sesos, pero de eso es de lo que vive el mejor periodismo independiente. (JLBA)

luisbenitez22@hotmail.com

Decir en un foro internacional del tamaño de la que se realiza en Davos, Suiza cosas como: la inseguridad en algunas zonas de México no es una cuestión privativa de nuestro país y que daña al continente latinoamericano; y sobre todo proponer a los grupos llamados autodefensas a incorporarse a la fuerza pública para ayudar a acabar con la violencia en Michoacán, son dos ideas por lo menos equivocadas o dicho más francamente, falsas y/o evasivas de la realidad, que hizo el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

Es claro que se trata principalmente de piezas oratorias las que el mandatario mexicano fue a lanzar a este importante foro económico mundial. El regreso del PRI a la presidencia, implicó también, el retorno de ese discurso impostado y edulcorado que tanto gusta a los miembros del tricolor, ese estilo tan de moda en los concursos de oratoria que hasta los años ochentas o noventas eran lo que formaban a los cuadros del tricolor que posteriormente se volverían gobernantes o legisladores.

Era obvio que lo que tenía que hacer Peña Nieto era mostrar las bondades de las grandes reformas que se han hecho en este primer año de su gobierno, reformas que por cierto eran por demás necesarias y urgentes, que significan sin duda una gran avance en lo político, pero que aún están por mostrarse en sus beneficios en lo económico.

Sin embargo en su intervención la prensa mexicana destaco dos cosas: primero sus líneas dedicadas a la inseguridad, luego de una pregunta expresa sobre el tema:

“…Dicho sea de paso, no es privativo de México, es privativo de una región que enfrenta grandes retos en materia de seguridad, y me refiero a toda la región de América Latina. Los niveles de inseguridad que varios países enfrentan en esta región cada vez se han venido acentuando, y México tiene sus propios retos y sus propios desafíos”.

Aquí vale aplicar un dicho popular no sé si sea muy mexicano, pero si muy utilizado en nuestras tierras entre nuestros ancestros: “mal de muchos, consuelo de tontos”. Sin ofender.

En este mundo contemporáneo es claro que fenómenos sociales como la delincuencia, son globales. Pero en este caso implicar en la problemática de la inseguridad en México a todos los países de América Latina, es una manera de evadir la responsabilidad sobre lo que el estado mexicano no ha sabido hacer. Además, bien visto, la problemática delincuencial en México está más vinculada a nuestra frontera norte, la que nos une a Estados Unidos (por donde salen drogas, migrantes; y entran armas y más armas), que a nuestra relación con los países de centro y del sur de América. Pero claro, corresponsabilizar a nuestros vecinos del norte de la problemática de la seguridad en México, era políticamente incorrecto en un foro económico como ese.

Por otro lado, el mandatario mexicano “invitó” a aquellos que integran las llamadas “autodefensas” principalmente en el estado de Michoacán a integrarse a los cuerpos de seguridad del estado: “Hemos convocando a aquéllos que quieran participar en las tareas de seguridad, que lo hagan atendiendo a los principios de la ley, para ser parte de los cuerpos de seguridad”,

Es una pésima lectura de la realidad michoacana, pensar que los llamados grupos de autodefensa, policías o guardias comunitarios, se están armando y haciendo funciones de vigilancia por que quieren integrarse a los cuerpos de seguridad. Es absurdo.

Cualquiera que haya escuchado con mediana atención a las personas que en Michoacán se han armado y organizado para defenderse e incluso atacar a un grupo delincuencial, se dan cuenta que lo hicieron orillados por la situación de inseguridad, de vulnerabilidad  y de desasosiego que de hecho vivían, ante la clara inoperancia —y a veces con la complacencia— de los cuerpos policiacos encargados de su seguridad. Incluso puede que haya entre las filas de las llamadas autodefensas, grupos de interés vinculados a otros grupos delincuenciales que se estén aprovechando de esta terrible situación.

Pero de ninguna manera se puede pensar que estos grupos lo que desean es ser policías. Insisto es una pésima lectura, que si viniera de algún cuadro medio gubernamental podría ser entendible y discutible, pero que venga del presidente de la república, es un motivo más de preocupación que debemos tener por la situación deplorable en la que se encuentra el hermano estado de Michoacán.

Lo que debió hacer es reconocer los errores propios y los de las anteriores administraciones panistas y priistas, hablar de las soluciones en construcción y garantizar su eficacia en el futuro, vincular la política social y educativa a las inevitables soluciones de fuerza, pero sobre todo reconocer plenamente la problemática y no buscar minimizarla o repartirla.

Así las cosas, lo que me temo es que estos dos desaciertos presidenciales lo que muestran es que el actual Poder Ejecutivo Federal, todavía no acierta a saber qué hacer para resolver de fondo el grave caso de Michoacán y lo que estamos viendo son simplemente, respuestas a bote pronto y soluciones a medias. Pero ¿México merece soluciones a medias en materia de seguridad?
Creo que no. (José Luis Benítez Armas)

José Luis Benítez Armas

Crece la accesibilidad del internet y el uso del computador en México, sin embargo todavía existe un gran porcentaje de mexicanos que viven con un claro rezago en esta materia y lo que es aún más preocupante, existe mucha desigualdad en las zonas geográficas nacionales, entre el norte y el sur.

Esto según la Encuesta en Hogares sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información, que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en abril pasado y cuyos datos se dieron a conocer este día.

Las cifras en total nos dicen que son 49.4 millones las personas que son usuarios de una computadora y 46.0 millones utilizan Internet en el país. Si se calcula que el número de habitantes en México es de aproximadamente 115 millones, esto nos refleja que muy por debajo de la mitad de los ciudadanos de nuestro país tienen acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) modernas.

Mientras en entidades como Baja California, Baja California Sur y el DF, poco más de la mitad de sus habitantes por hogar tienen acceso a una computadora y a la conectividad en web, en estados como Oaxaca y Chiapas apenas dos de cada 10 familias lo tienen.

Otro dato importante es que la accesibilidad de la comunicación vía televisión abierta sigue siendo la más importante: mientras el 35.8% de los hogares mexicanos declararon tener computadora y el 30.7% (un total de 9.5 millones de hogares) acceso a internet, el 94.9% de los hogares nacionales señalaron tener televisor, el 36.7% con acceso a televisión de paga.

También es de destacar el número de hogares que declararon tener sólo aparatos de televisión analógica (el 69.0%), pensando sobre todo en que México empezó en este año a hacer su mudanza hacia la televisión digital, siendo que solo el 25.8% apuntó que posee televisor digital.

Otros datos interesantes son: del conjunto de usuarios de la web, el grupo de población de entre 12 a 34 años, es el que más utiliza el servicio de internet, con una participación del 62.6 por ciento.

Los usuarios más frecuentemente reportaron en el 2013, que cibernavegaron en el hogar (58.9%), en un sitio público (33.0%) y en el trabajo (22.7%).

En cuanto a los datos de usuarios de computadora por sexo, los hombres tienen una participación del 49.9% y las mujeres el 50.1%; en cuanto a usuarios de internet las mujeres representan el 50.0% y los hombres el 50.0 por ciento.

Considerando los tres principales usos de Internet, predominaron los que la emplearon para obtener información de carácter general (64.3%), luego el grupo que la utilizó para realizar actividades de comunicación como mensajería o recibir o enviar emails (42.1%), para actividades lúdicas o de entretenimiento (36.2%), y de los que la emplearon para actividades escolares (35.1%)

Estas cifras nos indican que el uso de la web en México como herramienta de comunicación, información, comercialización, organización, difusión tienen aún un gran potencial.

MÁS INFORMACIÓN EN:

http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Boletines/Boletin/Comunicados/Especiales/2013/noviembre/comunica46.pdf

luisbenitez22@hotmail.com

crítica al periodismo en nexos

José Luis Benítez Armas

Me gustó haber formado parte del periodismo mexicano. La chamba diaria, el dilema cotidiano, la decisión implacable ante los tiempos siempre igual de implacables, el ritmo incesante como jefe de redacción que empezaba siempre sonriente a las dos o tres de la tarde, pero que a las cinco empezaba a ser risa nerviosa; para las 9 de la noche eso devenía en un cóctel de neurosis a punto de desbordar y después de la una de la mañana, toda la redacción se convertía en una especie de trouppé fellinesco, demente y desbocada que sólo añoraba el cierre de edición para emprender la huida ya con el cerebro exprimido y el hígado sudado y seco.

Todo esto para que al día siguiente se siguiera como en un estricto script de comedia, el mismo guión y la misma rutina. Pero no era aburrido, siempre en el día a día en medio de esto que parecía una sesión equilibrada entre el script y la improvisación, había novedades, nuevos retos, nuevos galimatías, novedosas disyuntivas, encrucijadas de las que muchas veces dependía seguir con la chamba, o no. En fin. Era bueno y sobre todo, divertido y entretenido.

Además se tenía la oportunidad de conocer a personajes de diversa y variopinta catadura, lo mismo legítimos soñadores de un mundo mejor, que caraduras oportunistas y serviles; u hombres de trabajo y esfuerzo, lo mismo que a flojonazos profesionales; a mujeres y hombres cabales y honestos, que a corruptos plumíferos recolectores de sobres amarillos. De todo, como lo hay en todos lados.

Insisto: me gustó ser periodista en México por cerca de 25 años.

Sin embargo debo admitir que ahora me gusta ser experiodista. Sobre todo después de leer el magnífico artículo de Fernando Escalante Gonzalbo que publica Nexos de agosto (2013), en donde hace un demoledor diagnóstico de la prensa mexicana, muy puntual, cruel, detallado, meticuloso y hasta cizañoso. Pero agradecible, porque la prensa mexicana (la escrita, pero también toda la demás, que de alguna u otra manera abreva informativamente de aquella y la replica) vive un periodo de autismo, de falta de autocrítica, de un envalentonamiento ciego y de una auto victimización estéril, que poco o nada aporta a la construcción de este nuestro contradictorio México actual.

La sociedad en México ha avanzado, lento y no en todo lo que todos quisiéramos. Pero ha avanzado con respecto al México de hace 25 años. Pero nuestra prensa sigue viviendo como en los tiempos del partido único, autoritario y bienhechor (cuando gobernaba el “ogro filantrópico”, que bautizó Octavio Paz).

Por ello me permito algunas reflexiones sobre dicho artículo.

La misma mención de “utilidad” de la prensa, de la existencia o no de la famosa “responsabilidad social”, de la ética del informador, a más de uno de nuestros aguerridos periodistas mexicanos, seguro le despertará la molestia, sino es que la ira. Prevalece la idea —falsa, creo yo—, de que la prensa es “el fiel espejo de la sociedad mexicana”. Es decir: la prensa es mala y negativa, porque refleja a una sociedad mexicana igual de desastrosa.

Ya Gramsci lo apuntaba por los años veinte del pasado siglo: la prensa forma parte del Estado, como ente aglutinador, informador y masificador de la llamada opinión pública.

Pero es un hecho. Aquel que trabaja para un medio no se puede auto definir como “ciudadano común y corriente”. Y menos si se tiene una responsabilidad mayor dentro de un medio. Para bien o para mal, formar parte de un medio de comunicación te hace diferente. Lo mismo te ahorra filas en dependencias oficiales, te ayuda para tratos preferenciales en las burocracias o hasta te da el derecho de picaporte (si encumbrado en la prensa estás) ante ciertas altas oficinas del servicio público. Es decir, no eres el ciudadano común.

Habrá alguno que diga que él no se dejó seducir por esta excepcionalidad, pero de una u otra manera los periodistas mexicanos caemos en eso alguna vez y de algún modo. Basta ver aquellos informadores que se indignan cuando no los dejan estar donde les plazca en algún evento público. Esa es una manera de sentirse también privilegiado.

Pero hoy también por esa misma razón de excepcionalidad, los miembros de la prensa están en la mira de algunos malososlos malandros, dicen en Michoacán—, al formar parte del establishment social de nuestro país, como los funcionarios públicos, su apoyo, silencio o complicidad, les sirve, les es útil. Y al igual que a estos, en las zonas calientes se les aplica la “ley de Herodes” del crimen: “o plata… o plomo”.

O en las manifestaciones de los “movimientos populares” (estilo CNTE, atenecos, anarketos, antorchistas y demás), también se vuelven el blanco de agresiones, pues son vistos como “agentes” del gobierno o del poder político, de manera injusta porque como sabemos lo que conocemos cómo se maneja una redacción de un medio, tenemos claro que los reporteros y fotógrafos que están en la calle, tienen poca responsabilidad en cómo se presenta la información (cabeceo, jerarquización de información, pies de foto, etcétera), que es más responsabilidad de directores y dueños de medios.

Como críticos del régimen o aduladores, como opositores o como voceros oficialistas, de un partido o el otro, pro demócratas o autoritarios, como sea: la prensa (los medios de información) y quienes en ellos trabajan, forman parte del espectro político y en él abrevan. Lo quieran o no.

Y esta escasa aportación y falta de una agenda original, de verdadero periodismo de investigación de la prensa mexicana, se puede ver en la actualidad en uno de los grandes debates nacionales que ocupa día a día muchos de los grandes titulares: la reforma energética.

El maniqueísmo, la simpleza, la superficialidad, la falta de argumentos, la constante cita de consignas más que de ideas o conceptos es lo que ocupa y entretiene a la prensa nacional: dígase diarios, noticieros de radio y televisión y hasta las páginas web.

El gran futuro económico de México en las portadas de la prensa mexicana pende sólo de las viejas luchas entre “privatizadores” contra “nacionalistas”, “cardenismo” contra “peñanietismo”, “mexicanos” contra los “extranjeros”, etcétera.

“La prensa mexicana no está organizada para informar. Por eso informa mal, poco, de manera sesgada, confusa, superficial y tramposa…” dice Fernando Escalante y tiene razón.

Claro está que su análisis lo hace tomando como única referencia al mal llamado “periodismo nacional”, es decir aquellos diarios y medios que editados o transmitidos desde el DF ofrecen su perspectiva periodística “nacional”.

Creo que el centralismo que en México aún pesa mucho en diversos sectores, domina en el ámbito periodístico. A lo largo y ancho del país hay una variopinta variedad de medios de información, muchos de ellos podrían hablarnos de otra realidad de la prensa nacional. Sin embargo, para ser realistas y sinceros, la inmensa mayoría de la oferta mediática del país se puede ubicar por más o menos, dentro del esquema que bien critica Escalante Gonzalbo.

A la larga será difícil que se pueda crear otro modelo de negocio fuera de este esquema que hace depender a los medios mexicanos, no de sus lectores en primera instancia, sino de sus anunciantes, como sucede hasta hoy.

Pero no todo está perdido. La prensa civilista o ciudadana aunque no tiene hoy sitio en el panorama mexicano, ahora con la masificación de las redes sociales y los medios alternativos que la web cobija, se empiece a gestar algo cercano a medios informativos que le deben fidelidad última a sus lectores o audiencia, así como debería haber medios en México desde hace tiempo.

Bien por el maestro Fernando Escalante, ojalá que por lo menos algunos personajes del periodismo tomaran este artículo como punto de partida para una profunda autocrítica y reflexión de la tarea periodística y sus objetivos en México. Muchas de las acechanzas contra la prensa y sus informadores, podría tener explicación y arranques de solución con un ejercicio como éste.

Pero lo veo de verdad difícil. Basta ver que ya un mes que se publicó el artículo en cuestión y no veo a nadie que alce la mano para pedir la palabra. Muchos de los personajes encumbrados e influyentes de los medios viven en una zona de confort del que difícilmente van a salir. Total, forman parte del establishment político y las urgencias nacionales, no son las suyas.

luisbenitez22@hotmail.com


José Luis Benítez Armas

La liberalización del consumo y la comercialización de la mariguana que en estos días ocupa gran parte de la agenda mediático y de la opinocracia nacional, trasciende el mero ámbito de la lucha contra la violencia y la delincuencia organizada (rubro ya de suyo importante y trascendental para nuestro país).

Yo la ubicaría en el ámbito en primer lugar en el derecho a la libertad individual y por otro lado, al aspecto de salud pública que implica.

El impacto que la posible liberalización de la mariguana puede tener en el combate a la violencia y a la lucha contra los grupos delincuenciales, tampoco es menor, pero pasa a segundo plano —según mi punto de vista—, frente a lo antes señalado.

El debate absurdo y estéril que se centra en la disyuntiva de si “la mariguana es buena o mala”, no lleva a ningún lado y es por demás, inútil.

Si trasladamos esa misma pregunta a otras sustancias toleradas —o socialmente aceptadas— como el alcohol o el cigarro, nos meteremos en largas y calurosos reflexiones en las que sacaremos como obvia conclusión: el consumo con moderación no es malo.

Y más: si nos planteamos la misma disyuntiva para productos como la carne de puerco, los refrescos embotellados, los embutidos, la fast food, las botanas fritas y hasta la leche entera en polvo, tendremos debates igual de calurosos modulados por la experiencia propia de cada debatiente, que conducirá sin duda a una respuesta igual o muy similar a la obtenida sobre el alcohol y el cigarro.

Es claro que el sano consumo de cualquier producto alimenticio o de cualquier sustancia,  tiene como único límite la moderación; y esta la da solamente la decisión personalísima e individual, moderada o conducida por la experiencia propia, por el contexto familiar, por el entorno social, por la propia biografía y por el inalienable derecho a ser uno mismo.

Es decir, es el derecho de cada persona a gustar y degustar lo que le plazca y le produzca satisfacción, siempre y cuando no dañe o perjudique a otros. La cantidad y continuidad del consumo es parte de esa decisión personalísima que cada individuo toma en el día a día, pensando siempre en lo que es mejor para cada quien, según el personal parecer.

También es claro que el consumo desmedido de cualquiera de estos productos y sustancias, va a generar en cada consumidor graves problemas de salud.

Los graves problemas en México de alcoholismo, tabaquismo, obesidad, diabetes, hipertensión pasan en mucho por esa mala decisión personal cotidiana, que hace que la gente consuma más de lo que debe y que los lleva a problemáticas como las ya mencionadas.

Así las cosas, el derecho al consumo individual de mariguana al igual que el de cualquier otro producto o sustancia, es un derecho inalienable que debe ser respetado en cualquier sociedad liberal que se jacte de serlo (creo que México lo es). Lo que es bueno o malo es la cantidad, la calidad y la continuidad del consumo.

Cuando el mercado está regulado —como en el caso de las carnes, las botanas, el alcohol y el tabaco— el Estado y la sociedad le garantiza al consumidor la calidad sanitaria y la regulación de precio de cada producto, además de la posibilidad de que el sector salud le informe al consumidor de las consecuencias que el consumo de tal o cual producto puede tener para la salud.

Cuando el mercado está fuera de la legalidad: no hay garantía sanitaria, no hay regulación tarifaria y el sector salud está imposibilitado de actuar en la prevención o incluso en el combate a las secuelas de los consumos abusivos.

La legalización del consumo de la mariguana es un acto de defensa de las libertades individuales y del derecho a decidir de cada ciudadano, a consumir lo que le apetece y desea.

Los demás es información, educación y control sanitario. Eso es lo que hace falta para complementar esta liberalización. Pero es necesario extender esta información y educación a todas las otras sustancias que se consumen y que pueden ser eventualmente generadoras  de daños a sus consumidores.

José Luis Benítez Armas

El portal Mundo Nuestro, periodismo narrativo me publicó una crónica sobre la construcción de la planta de Audi en Puebla.

Este portal es una interesante y original propuesta de periodismo hecho desde la ciudadanía, que dirige el periodista Sergio Mastretta Guzmán y en el que se pueden leer interesantes materiales de muchos personajes de Puebla y de México en general.
La crónica la hice en una visita al municipio de Rafael Lara Grajales, colindante al de San José Chiapa, que es donde se establecerá la planta armadora de autos Audi.

La liga para entrar a la crónica realizada el primero de mayo del año en curso y publicada en Mundo Nuestro es:

http://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/audi-en-puebla-trabajo-esperanzas-y-temor


En este video, la novia de Snowden

José Luis Benítez Armas

Lo que el ciudadano estadunidense Edward Snowden ha destapado en las Estados Unidos es de verdad un escándalo de dimensiones globales.

En resumen el joven de 29 años ex empleado de la CIA y de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), ha revelado una política de intromisión sistemática del gobierno de los Estados Unidos (¡sí, el que encabeza el neoliberal Barak Obama!) en las comunicaciones vía internet de sus ciudadanos y principalmente  las que se tiene con el exterior. Todo —off course— en nombre de la “seguridad nacional” y de la lucha “contra el terrorismo”.

Una inmensidad de datos (correos electrónicos, posteos, conversaciones en cámara web, chateos, imágenes, etcétera) que están en manos del gobierno del país más poderoso del mundo, de los que se apropió con la complacencia de empresas como google, facebook, skype, twitter, quienes proporcionaron gustosos estos datos al Tío Sam. Es obvio que esta información incluye mucha del resto de los países del mundo, especialmente México desde donde se interactúa mucho a los EU vía internet.

Estas información le da un giro de 180 grados a la confianza, la efectividad y sobre todo a la confidencialidad de la web como medio de comunicación. No es extraño que Orwel y su archiconocido libro 1984, recobre hoy en EU sus altas ventas. El Big Brother gabacho reloaded & global.

Esta historia digna de un gran programa de ciencia ficción reúne los elementos que ni el mejor novelista de este siglo XXI, ni el productor más avezado del Hollywood  habrían reunido: una trama en la que el espionaje gobierno de los Estados Unidos es el elemento central, un joven y apuesto agente secreto (Snowden) que se da cuenta de que las actividades invasivas de la privacidad del gobierno americano son una afrenta a la base constitutiva liberal de la ley gabacha y decide denunciar dejando a su bella y hot girl friend estadunidense (ver nota y ver el video que encabeza esta entrada); una cita en una ciudad de un país asiático (Hong Kong) con tres reporteros ingleses a quienes se les dará —en medio de un sigilo peliculesco– esa explosiva información.

Y más: Snowden —un makeself man—, un joven casi autodidacta, experto en informática y frustrado seal americano, con un salario actual de 200 mil dólares al año, desaparece luego de su dramática revelación y desde la clandestinidad se revela como un american hero, que solo desea una “América libre”.

¡Mejor trama, imposible!

Su destierro en Hong Kong no es gratuito ni espontáneo. El joven Snowden sabe que si un país puede sacarle provecho político a esto, es la poderosa China. Obviamente tampoco es gratuito que el presidente del gigante asiático haya visitado oficialmente los Estados Unidos y una semana después, se desata esta trama.

En fin, se trata de un escándalo global del que por lo pronto y para empezar se quieren escapar las empresas lideres del mundo en el internet, pero que sin embargo hará pensar y muy a fondo a los que usamos la web, qué es lo que debemos hacer de ahora en adelante al usar la comunicación vía internet. Además de las implicaciones que esto puede tener en las relaciones de EU con el resto del mundo.

No podremos quitarnos de la cabeza que el Big brother nos vigila. Pero ahora sabemos que ¡eso es una realidad!


José Luis Benítez Armas

El veterano periodista mexicano Jacobo Zabludovsky, recibió el reconocimiento “Eduardo Neri y legisladores de 1913”, al mérito cívico y por su aportación a la construcción de la democracia en México, esto por parte de nuestra ínclita cámara de senadores.

Era obvio que este premio levantara más de una ceja de muchos de los mismo senadores que lo premiaron y ciudadanos mexicanos en general, sobre todo de aquellos quienes durante años supimos de la clara complicidad que el entonces único informativo televisivo, llamado “24 horas” conducido por el hoy homenajeado periodista, tenía con el régimen unipartidista, autoritario y claramente antidemocrático, que gobernó nuestra nación durante casi 70 años.

En los discursos oficialistas en los que se justificaba dicho premio, se hacía más énfasis en la longevidad de Zabludovsky ejerciendo su profesión, que de verdad en su “aportación” a la construcción de la democracia mexicana.

Es muy respetable el señor Jacobo Zabludovsky, sus canas y su capacidad de trabajo aún a sus casi 90 años de edad, ya lo hace de suyo, respetable. Pero de eso a querer hacer de él, un ejemplo de la labor periodística, hay mucha distancia.

Antes todo lo contrario. Durante los 30 años que se mantuvo al frente del único noticiero televisivo (en un país de monopolios de comunicación en tv), lo que dio fueron señales sistemáticas de desinformación y manipulación abierta, para favorecer al régimen de partido único y autoritario. No hubo en el señor Zabludovsky ningún gesto mínimo de pluralidad o de defensa del derecho a la libertad de prensa o de expresión. Nunca cuando estuvo en la “cima” de los comunicadores en las pantallas mexicanas.

En resumen, el señor Jacobo aunque muy respetable por su provecta circunstancia, hizo exactamente lo contrario de lo que debería hacer un verdadero periodista, honesto, respetuoso de su oficio y sobre todo consciente del deber ético que debe tener cualquier informador, con su profunda misión de ayudar a construir una sociedad dialogante, democrática y respetuosa del Estado de Derecho.

En fin, que por más que le busco, no le hallo al respetable señor, su mérito cívico y mucho menos su aportación a la construcción de la democracia mexicana, durante esos años de su labor informativa en la empresa Televisa (antes Telesistema Mexicano).

Desde que dejó Televisa (a la que por cierto nunca pierde oportunidad de agradecerle y alabarla), se incorporó a la variada oferta informativa defeña a través de la señales de radio, ya después de que a partir del 1997 comenzó en los hechos y en las instituciones mexicanas, la transición hacia una sociedad de verdad más democrática y participativa. A partir de ese momento entonces sí, el señor Jacobo Zabludovsky, devino en un agudo crítico del sistema, defensor de los derechos ciudadanos y en el portador de muchas posiciones ciudadanas.

Nunca es tarde para empezar a hacer bien y honestamente las cosas. Más vale tarde que nunca.

Según los méritos reseñados, el licenciado Zabludovsky ha ejercido el oficio periodístico durante más o menos 68 años. Los 15 años de ejercicio respetable del oficio periodístico, hicieron olvidar a nuestros informados legisladores, los más de 40 años de manipulación informativa y de deshonestidad intelectual, de un hombre respetable pero francamente muy poco digno de ser ejemplo en esta profesión.

Bueno, los premios periodísticos en poco se han caracterizado por ser fruto de decisiones responsables, de evaluaciones claras y de verdaderas hazañas periodísticas. Pocas veces lo han sido.

Este es un ejemplo más de cómo se premia una labor tan necesaria y que exige tanta responsabilidad, valor e inteligencia. Pero bueno, estamos en un país donde el vandalismo, el saqueo, el influyentismo y la violencia, no se castigan, sino más bien se premian.

Qué más podemos esperar.