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Posts Tagged ‘Enrique Peña Nieto’

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Diversos medios de información de Puebla y hasta la revista nacional Proceso, se han venido quejando del “cerco informativo” que ha impuesto el equipo de comunicación social del gobierno del estado, al no invitarlos a las actividades oficiales que desarrolla el gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas. Y son solo algunos medios “a modo” los que son invitados.

Están en su derecho de quejarse, toda vez que desde siempre, el gobierno del estado ha invitado generosamente a reporteros, reporteros fotógrafos, directivos e incluso a propietarios de medios a sus eventos. Quien esto escribe tuvo la oportunidad de trabajar como jefe de redacción e información de medios poblanos y la norma era: un día antes por la noche comunicación social del gobierno del estado, avisaba a qué sitio iba a ser la gira del mandatario estatal, decía la hora de la salida, el lugar (casi siempre de Casa Aguayo o antes, de la sede gubernamental del centro histórico, por el lado de la 3 poniente), la hora calculada de retorno y punto. El gobierno daba transporte, muchas de las veces alimentos también y demás facilidades para el trabajo de los reporteros, los directivos decidían si se iba o no.

Con las nuevas tecnologías la cosa no varió mucho, la comunicación vía web facilitó las cosas, y este esquema siguió funcionando.

Así era que el gobierno daba facilidades, apoyaba económicamente y en la logística para que prácticamente todos los medios pudieran cumplir su “misión informadora”, cubriendo las giras oficiales del gobernador en turno.

Con la actual administración de Moreno Valle las cosas empezaron a cambiar. Para empezar el apoyo gubernamental a medios de comunicación se redujo. Muchos medios desaparecieron —principalmente impresos, pero también de la radio y de la web—, vieron muy disminuidas sus nóminas o decidieron quedarse sólo en la web debido al alto costo de impresión en papel. La publicidad que antes fluía más o menos generosamente (dependiendo del medio y de su línea editorial), se empezó a escasear. Era claro que para el actual mandatario local, el contar con una buena relación con toooodos los medios, ya no era prioritario, toda vez que ganó el proceso electoral del 2010, aun teniendo en contra a prácticamente todos los medios. Así empezó a “castigar” a los informativos “rebeldes” o “incómodos”.

Así llegamos a esta situación en la que muchos de estos se quejan ahora de que el gobierno del estado no les avisa de sus actividades. No los invita, pues, a los actos del gobernador. Y por esta razón llaman “censores” a los funcionarios de comunicación del gobierno estatal (especialmente a Fernando Alberto Crisanto, experiodista y hoy funcionario estatal, fungiendo como jefe de medios) y se dicen víctimas de un “cerco informativo”.

Esto me invita a ser unas reflexiones sobre le periodismo poblano y creo que también, de mucho del que se hace a nivel nacional.

Tenemos la tendencia a hacer “periodismo palaciego”; esto es, pensamos que lo que más le interesa como información a la ciudadanía es lo que hacen los gobiernos de todo nivel (o lo que dejan de hacer). Creemos –falsamente, yo pienso- que hacer periodismo es andar correteando a funcionarios públicos, personajes destacados de la sociedad, líderes de opinión, etcétera, cámara y grabadora en mano, buscando que declaren algo, lo que sea, pero si es despotricando contra otro funcionario o contra los del partido contrario, mucho mejor.

Por eso, el que el gobierno del estado deje de invitar a algunos de los periodistas  a sus eventos ¡es el fin del mundo!

¿Qué acaso no se puede hacer periodismo sin depender de lo que dicen, hacen, piensan o no dicen, no hacen o no piensan, los funcionarios gubernamentales?

¿Qué acaso no se puede hacer periodismo crítico del gobierno del estado, sin ir invitados a sus eventos?

¿Qué el periodismo pasa forzosamente por la agenda que el gobernador en turno impone a la mass media?

Bien visto, si el gobernador no los invita, peor para él, le da la espalda a un sector que genera opinión pública y se pierda la oportunidad de hacer oír su voz. Tal vez pensando con seguir el ejemplo del hoy presidente de la república, apostando a que la televisión es la neta y con eso basta (creo que es una mala lectura del gobernador Moreno Valle. Hoy el presidente Enrique Peña Nieto busca tener una buena relación con todos los medios —prensa, tv, radio, web, etcétera—, sean críticos o no. Así también lo hizo como gobernado del Edomex, claro los medios televisivos siguen siendo y son sus consentidos).

Así pues, no se quejen amigos periodistas de “censuras” y “cercos informativos”, sigan haciendo su chamba, va a costar más esfuerzo y habrá que echarle más sesos, pero de eso es de lo que vive el mejor periodismo independiente. (JLBA)

luisbenitez22@hotmail.com

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Decir en un foro internacional del tamaño de la que se realiza en Davos, Suiza cosas como: la inseguridad en algunas zonas de México no es una cuestión privativa de nuestro país y que daña al continente latinoamericano; y sobre todo proponer a los grupos llamados autodefensas a incorporarse a la fuerza pública para ayudar a acabar con la violencia en Michoacán, son dos ideas por lo menos equivocadas o dicho más francamente, falsas y/o evasivas de la realidad, que hizo el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

Es claro que se trata principalmente de piezas oratorias las que el mandatario mexicano fue a lanzar a este importante foro económico mundial. El regreso del PRI a la presidencia, implicó también, el retorno de ese discurso impostado y edulcorado que tanto gusta a los miembros del tricolor, ese estilo tan de moda en los concursos de oratoria que hasta los años ochentas o noventas eran lo que formaban a los cuadros del tricolor que posteriormente se volverían gobernantes o legisladores.

Era obvio que lo que tenía que hacer Peña Nieto era mostrar las bondades de las grandes reformas que se han hecho en este primer año de su gobierno, reformas que por cierto eran por demás necesarias y urgentes, que significan sin duda una gran avance en lo político, pero que aún están por mostrarse en sus beneficios en lo económico.

Sin embargo en su intervención la prensa mexicana destaco dos cosas: primero sus líneas dedicadas a la inseguridad, luego de una pregunta expresa sobre el tema:

“…Dicho sea de paso, no es privativo de México, es privativo de una región que enfrenta grandes retos en materia de seguridad, y me refiero a toda la región de América Latina. Los niveles de inseguridad que varios países enfrentan en esta región cada vez se han venido acentuando, y México tiene sus propios retos y sus propios desafíos”.

Aquí vale aplicar un dicho popular no sé si sea muy mexicano, pero si muy utilizado en nuestras tierras entre nuestros ancestros: “mal de muchos, consuelo de tontos”. Sin ofender.

En este mundo contemporáneo es claro que fenómenos sociales como la delincuencia, son globales. Pero en este caso implicar en la problemática de la inseguridad en México a todos los países de América Latina, es una manera de evadir la responsabilidad sobre lo que el estado mexicano no ha sabido hacer. Además, bien visto, la problemática delincuencial en México está más vinculada a nuestra frontera norte, la que nos une a Estados Unidos (por donde salen drogas, migrantes; y entran armas y más armas), que a nuestra relación con los países de centro y del sur de América. Pero claro, corresponsabilizar a nuestros vecinos del norte de la problemática de la seguridad en México, era políticamente incorrecto en un foro económico como ese.

Por otro lado, el mandatario mexicano “invitó” a aquellos que integran las llamadas “autodefensas” principalmente en el estado de Michoacán a integrarse a los cuerpos de seguridad del estado: “Hemos convocando a aquéllos que quieran participar en las tareas de seguridad, que lo hagan atendiendo a los principios de la ley, para ser parte de los cuerpos de seguridad”,

Es una pésima lectura de la realidad michoacana, pensar que los llamados grupos de autodefensa, policías o guardias comunitarios, se están armando y haciendo funciones de vigilancia por que quieren integrarse a los cuerpos de seguridad. Es absurdo.

Cualquiera que haya escuchado con mediana atención a las personas que en Michoacán se han armado y organizado para defenderse e incluso atacar a un grupo delincuencial, se dan cuenta que lo hicieron orillados por la situación de inseguridad, de vulnerabilidad  y de desasosiego que de hecho vivían, ante la clara inoperancia —y a veces con la complacencia— de los cuerpos policiacos encargados de su seguridad. Incluso puede que haya entre las filas de las llamadas autodefensas, grupos de interés vinculados a otros grupos delincuenciales que se estén aprovechando de esta terrible situación.

Pero de ninguna manera se puede pensar que estos grupos lo que desean es ser policías. Insisto es una pésima lectura, que si viniera de algún cuadro medio gubernamental podría ser entendible y discutible, pero que venga del presidente de la república, es un motivo más de preocupación que debemos tener por la situación deplorable en la que se encuentra el hermano estado de Michoacán.

Lo que debió hacer es reconocer los errores propios y los de las anteriores administraciones panistas y priistas, hablar de las soluciones en construcción y garantizar su eficacia en el futuro, vincular la política social y educativa a las inevitables soluciones de fuerza, pero sobre todo reconocer plenamente la problemática y no buscar minimizarla o repartirla.

Así las cosas, lo que me temo es que estos dos desaciertos presidenciales lo que muestran es que el actual Poder Ejecutivo Federal, todavía no acierta a saber qué hacer para resolver de fondo el grave caso de Michoacán y lo que estamos viendo son simplemente, respuestas a bote pronto y soluciones a medias. Pero ¿México merece soluciones a medias en materia de seguridad?
Creo que no. (José Luis Benítez Armas)

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Ya es presidente Enrique Peña Nieto. El futuro de México es incierto con esta nueva administración que arranca en el próximo mes de diciembre. Siendo optimista es claro que si bien el PRI por su apariencia no ha cambiado, el país es un hecho que sí.

Y es que mientras el discurso priista señala, repite una y otra vez que son el “PRI del siglo XXI”, que ya cambiaron, que han aprendido en estos 12 años fuera del poder presidencial, la realidad que se palpa al ver a su equipo más cercano de trabajo y a quienes se han colocado en los lugares estratégicos en el Poder Legislativo (sus operadores en las cámaras), es que estamos ante la misma escuela priista que dejó el poder en el 2000.

Manlio Fabio Beltrones (coordinador de diputados priistas), hombre inteligente y experto operador político, es un ejemplar de la vieja guardia, respetable su veteranía, pero temible -como el viejo Ogro filantrópico, que decía Octavio Paz-. Emilio Gamboa Patrón (coordinador de los senadores tricolores), es igualmente otro personaje de la escuela tradicional del PRI de antaño. Personajes gestados en los años de López Portillo y Echeverría.

Miguel Osorio Chong, Luis Videgaray y el propio Peña Nieto, son alumnos avanzados del priismo tradicional, cuyo desempeño como funcionarios públicos es más bien gris y poco efectivo. Muy lucido por que salían en la televisión, pero si se revisa a detalle, las gestiones de los gobernadores Osorio Chong en Hidalgo o Peña Nieto en Edomex, no ofrecieron resultados extraordinarios o dignos de destacar. En salud y en seguridad pública, prácticamente están en la media nacional o en rango menor esas entidades.

Peña Nieto tiene la formación académica mínima para ser un funcionario de medio pelo para arriba. No habla inglés, su espectro cultural es más bien limitado –como se ha comprobado muchas veces-, egresado de una institución privada mexiquense (Universidad Panamericana) poco conocida, es un orador enjundioso, pero de la tradicional vieja escuela priista, con voz engolada pero con poca sustancia y mucha demagogia.

En su equipo de transición incluye a Rosario Robles, un personaje de la izquierda mexicana cercano a Cuauhtémoc Cárdenas, vinculado a los peores episodios de la gestión perredista en el DF. De hecho hoy el DF es gobernado –y controlado- por el PRD a la vieja usanza priista (carro completo en el parlamento, control corporativo de ambulantes y taxistas, grupos de choque, etcétera). Esa es la escuela de Robles. Nada moderno ni “progresista”.

Estos son sólo algunos ejemplos destacados. Claro que el hecho de que Peña Nieto no sea una lumbrera académica (como tampoco lo fue, ni de cerca, Vicente Fox), no quiere decir que no pueda hacer una buena administración. Es más, alguien que carece de conocimientos pero que quiere realizar bien su trabajo en áreas que desconoce, pues lo que hace es rodearse de gente que sepa de esas áreas. Un buen líder de una administración no es el que sabe de todo (porque es difícil hallar a alguien que reúna esas características), sino el que sabe escoger a la mejor gente en cada uno de los rubros bajo su responsabilidad.

Así pues, siendo positivo y optimista, la gestión de Peña Nieto puede darnos sorpresas y sacar adelante al país, de este bache en el que se mantiene por culpa de su clase política. Ojalá así sea por el bien de todos (más allá de priismos, panismos, perredismos y todos los ismos que se nos ocurra).

El problema -creo yo- está, en la fuerte tendencia hacia la corrupción que aun tiene el sistema político mexicano, creación sublime del PRI que nos gobernó durante 70 años. Le temo a la cleptocracia nacional, la hija mayor del tricolor y su largo gobierno. Si bien la división de poderes, el equilibrio de estos -y la vigilancia de los medios de comunicación, a veces no muy certera, pero vigilancia al fin-, y demás contrapesos nos puede  dar cierta garantía de que ya no existe la manga ancha que había en los gloriosos años de los saqueos priistas, la realidad es que aun hay un amplio margen de discrecionalidad y de opacidad en los gastos públicos. Y esa es la materia prima principal con la que crece y se mueve la cleptocracia nacional.

Así pues, solo nos queda decirle a nuestros sufridos compatriotas: nosotros los elegimos (a Peña Nieto y compañía), ni modo, ahora los tenemos que soportar y aguantar como nuestros funcionarios públicos, claro está, hasta cierto límite.

¡Que Dios nos agarre confesados, ya viene el sexenio peñanietista¡

¿Qué nos deparará el futuro a los mexicanos?

(Texto escrito en noviembre de 2012: JLBA)

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José Luis Benítez Armas

La presencia tumultuaria (vía internet o en las calles) de miles de jóvenes universitarios mexicanos alzando la voz para hacerse oír y externar su desacuerdo sobre cómo se conduce este país, cómo se conducen los partidos políticos y la labor incompleta y poco profesional de los medios de comunicación, es positiva para el país (movimiento #Yo soy 132).

La propia manera en que se han hecho presentes en la realidad política y social de México, ya ha sido una buena aportación. Su presencia y su presión vía web y en las calles, logró por ejemplo, que la entrevista que los opinadores de Televisa le hicieron a Enrique Peña Nieto en el programa “Tercer Grado” el pasado 23 de mayo, que debía ser tersa por la clara proclividad priista de la televisora, se convirtió gracias a esta presión juvenil, en una entrevista verdadera y profesional, que cuestionara y que buscara incomodar al candidato priista.

La propia presencia de tres de tres muchachos universitarios en el programa noticioso informativo estrella del monopolio televisivo, la mañana del pasado martes 22 de mayo, a pesar de tener que lidiar con un avezado conductor de noticieros como Carlos Loret de Mola, fue positiva ya que lograron salir avante mostrando seguridad y convicción.

La propia vorágine que provocaron entre todos los propios medios de comunicación, cuyos personajes destacados -con escasas excepciones-, no lograron atinar a definir y tratar con justeza y con amplio criterios a las expresiones juveniles. Hay desde opiniones equilibradas y razonadas como las de Jesús Silva Herzog Márquez, hasta las francamente desproporcionadas del director de La RazónPablo Hiriart, que histérico acusó sin mayor prueba que su “aguda visión periodística”, le indicaba que detrás del descontento estudiantil estaba AMLO y su séquito.

Bueno, pues este desajuste y descontrol entre las mass media nacional, también es algo positivo que el movimiento juvenil está aportando para reconocer los límites y las carencias de nuestra vida democrática y sus medios de información.

En fin, todo esto nos da una idea de lo positivo del movimiento de estudiantes. Sin embargo hay que reconocer sus limitaciones y ponderar sus alcances y qué es lo que debemos esperar para este primero de julio próximo, luego de la “primavera juvenil mexicana«.

En primer lugar, está claro qué es lo que no quieren estos jóvenes universitarios que por miles se expresaron en las últimas semanas: no quieren a Peña Nieto, pero tampoco a AMLO ni a Josefina Vázquez Mota y menos al joven Quadri.

No quieren a Televisa, pero tampoco a TV Azteca, ni tampoco creen en los otros medios de comunicación (en la entrevista con Loret, uno de los entrevistados sólo reconoció el valor informativo e imparcial de los informativos del IMER). Es claro que la Organización Editorial Mexicana (OEM) tampoco forma parte de sus preferencias informativas (cosa que cuesta trabajo no compartir, por cierto: casi todos periódicos mediocremente diseñados y editados, franca y abiertamente priistas, obvios en su parcialidad).

Lo que no han dejado claro, qué es lo que sí quieren. Y esa es su seria limitación. Porque todos a los que cuestionan, ellos sí tienen claro qué es lo que quieren (Peña, AMLO, Josefina, Televisa, OEM, etc, si saben lo que quieren).

También debe estar claro que el hecho de tener capacidad de convocar a multitudinarias marchas, no implica que se tenga la misma capacidad para convocar a las urnas. Es evidente que en números, la representatividad de estos jóvenes inquietos, es pequeña, digamos que ínfima. Por lo tanto no hay que crearles a estos muchachos falsas expectativas, que crean que ya tiraron a Peña Nieto, aunque no tengan claro a quién si quieren apoyar. Así no funcionan las cosas.

Su protesta que por momentos se percibe como anti Peña Nieto (o en general contra el PRI), se ve desdibujada y por momentos se convierte en anti “sistema”, así en general. En todo caso si sólo se queda en el “anti”, sin proponer opciones, lo que está haciendo es argumentar a favor del voto nulo, que al final terminará beneficiando al PRI.

Así pues y a manera de conclusión. Es positiva esta irrupción vociferante y digna de los estudiantes mexicanos; ha forzado a mucho del periodismo oficialista (al establishment mediático mexicano) a ofrecer un trabajo más digno de la profesión informativa (no sin berrinches, quejas, alaridos y mohínas entre algunos opinadores). También ha obligado a partidos y políticos (también con rostro adusto y a disgusto) a voltearse a ver su estrategia y su forma de hacer política, además de replantear su relación con los medios.

Sin embargo si se quedan en sólo criticar lo negativo, sin hacer propuestas y crear alternativas claras, posibles y sustentables, se recordará como un movimiento efímero que sólo impacte en este 2012. Y viendo los fríos números y las estadísticas, ese impacto en este 2012 será muy pobre en las urnas.

Entonces se corre el riesgo de generar desilusión, en esta nueva generación que en pocas semanas ha llenado de sueños y esperanzas, a una sociedad mexicana harta de sus políticos y sus medios de información y opinión.

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José Luis Benítez Armas

Interesante y digno de hacer reflexionar es el movimiento de jóvenes universitarios denominados #yosoy132 (*) y que se han organizado a través del twiter, para externar su descontento y hacer oír su voz.

Si bien muestran descontento y exigen cambios a la sociedad y al Estado, sin embargo a diferencia de los movimientos de indignados europeos, se trata de una muestra sumamente pacífica, civilizada y que contiene hasta códigos de ética, como el mostrado y circulado durante su primera manifestación este viernes 18 de mayo frente a  las instalaciones de televisa en el DF; sin embargo aquí tiene otra característica que lo diferencia: si bien dirigen sus baterías en contra de la clase política, de los funcionarios públicos y partidos políticos, es claro que uno de los objetivos de su descontento, son los medios masivos de comunicación, los medios informativos, especialmente los de mayor penetración.

Y creo yo que esto es lo más importante: son los medios de comunicación, la prensa y los periodistas, uno de los objetos de su descontento.

Esto significa que algo está fallando en los medios de comunicación y en quienes trabajamos en ellos. El sector estudiantil, quien forma la parte inteligente, pensante y menos manipulable de la sociedad mexicana, externa su insatisfacción ante el papel desempeñado por los medios de información en la vida política nacional.

Si bien este incipiente movimiento está montado básicamente en las redes sociales, no se le puede tomar como representativo de la mayoría de la sociedad mexicana, si retrata en mucho el grado de insatisfacción que se vive en todo el país, con miras al proceso electoral del próximo primero de julio.

Estas expresiones de jóvenes estudiantes han encontrado escasísimas reflexiones sensatas, como la del maestro Jesús Silva Herzog Márquez, pues lo que más pululó sobre todo después del desaguisado, fue la diatriba, la descalificación, el ninguneo y la censura en los medios.

Hay que recordar que este movimiento tuvo su primera expresión en la visita del candidato del PRI a la presidencia de la república –Enrique Peña Nieto– el pasado viernes 11 de mayo, donde un grupo de estudiantes expresaron de manera bastante estruendosa y agrias críticas y cuestionamientos al aspirante tricolor.

Mal haríamos los medios y quienes trabajamos en ellos, si no acusamos de recibo por este mensaje claro que la sociedad manda a la prensa y los periodistas, por la insatisfacción que deja nuestro trabajo.

Igualmente mal harían los partidos, los políticos y todos quienes forman parte del Estado Mexicano, si no escuchan atentos estos reclamos de insatisfacción.

La sociedad mexicana muestra rasgos de una madurez que ni los medios de comunicación ni la clase política, entienden y mucho menos comparten.

(*) Así denominados en referencia al video de youtube, que hicieron estudiantes de la Universidad Iberoamericana que protestaron en la visita de Enrique Peña Nieto al plantel Santa Fe, en el que 131 jóvenes salen es ese video mostrando su carnet de estudiantes, desmintiendo las acusaciones realizadas en diversos medios de que se trataba de porros o gente ajena a esa institución.

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José Luis Benítez Armas

“A quien no le guste el calor, que no se meta a la cocina”,

del refranero político poblano

La periodista Carmen Aristegui ha sido un puntal del periodismo crítico por televisión en México en los últimos diez años. Para llegar a esto tuvo que hacerse de una carrera periodística en mucho forjada en Imevisión (lo que hoy es TV Azteca, cuando era propiedad del gobierno federal) y en la propia Televisa, donde fue comentarista en la pantalla chica y en la radio.

Nadie como ella sabe y entiende lo que es ejercer la opinión periodísticamente libre en el país y como esta ha ido evolucionado en los últimos 25 años. Conoce bien lo que es hacer periodismo y generar opinión en cualquier tema, dentro de los medios electrónicos mexicanos, casi todos controlados por empresas privadas (algunos son estatales, los menos). Ella sabe lo que es estar haciendo periodismo, bajo las normas del negocio privado.

Por todo lo anterior me extraña su encono en contra del dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec), Alejandro Puente Córdoba, quien publicó -eso sí con un gran despliegue de recursos-, un desplegado en el que hace duras críticas a la labor informativa de Aristegui, en el que como argumento central expone que la periodista está al servicio del poderosísimo empresario, Carlos Slim, luego de la entrevista que aquella le hiciera a Enrique Peña Nieto, en el que este negó ser “hechura” de Televisa, hablando sobre los candentes temas que siguen en debate sobre las telecomunicaciones y su marco jurídico.

La molestia de Carmen Aristegui ha sido tan grande, que le ha dedicado horas de su programa informativo en MVS (radio y TV) por las mañanas, en denostar y desprestigiar a Alejandro Puente, quien por cierto es candidato plurinominal a la senaduría por el Movimiento Progresista, postulado por el Movimiento Ciudadano (ex Partido Convergencia).

Siendo ella –Aristegui- una clara representante del periodismo de izquierda en México, obviamente se ha sentido en cierta manera traicionada, al tener en las filas de sus aspirantes a legisladores, a un detractor, como Alejandro Puente. Por ello se he dedicado a presionar al Movimiento Progresista e incluso al candidato a la presidencia de la república, Andrés Manuel López Obrador, para que se deslinden de este candidato y si se puede que quiten la nominación.

Lo que más me extraña es su molestia ante la crítica, siendo ella una usufructuaria nacional de esta. Ella la ha usado para cuestionar a las más altas esferas del poder, para interrogar a los personajes más disímbolos del acontecer nacional. Por todo esto, ella se debe entender también expuesta a estas críticas y por lo tanto, debería estar dispuesta a enfrentarlas con argumentos y con su labor diaria, sobre todo entendiendo que ella es una privilegiada al tener una tribuna cotidiana, con un gran público cautivo que le sigue y le cree, fruto esto de su larga labor periodística.

Para qué recurrir al viejo expediente de linchar al mensajero, de denostar al portador del mensaje, y no mejor, enfrentar las críticas con más y mejor periodismo, que lo sabe hacer bien.

Viejo conflicto, enmascarado

Y es que en recientes días hemos visto varias etapas de un conflicto mediático que involucra a la reconocida periodista Carmen Aristegui y al dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec), Alejandro Puente Córdoba, que esconde claramente un viejo conflicto comercial y económico entre, el tradicional sector que posee las televisoras más importantes del país y un segundo grupo de empresarios que quieren abrir ese mismo sector a una competencia más abierta y sana.

En el primer grupo están Televisa y TV Azteca al frente, quienes desde hace décadas han ostentado el liderazgo del mercado, tanto de la televisión de señal abierta como la de cable (o de paga). Ese liderazgo se forjó en mucho en las décadas del poder del partido único (PRI), quien les prolijo protección y cuantiosos recursos económicos, además de un marco jurídico que les facilitara su condición monopólica, todo a cambio de una labor informativa a modo, acrítica y escasamente inteligente (TV Azteca fue otra ganga de la gran venta de garaje que hizo el régimen priista, esta comprada por Ricardo Salinas Pliego, hoy por cierto también entre los más ricos del mundo).

El segundo grupo esta cobijado bajo el manto protector del empresario más rico del mundo: Carlos Slim. Por cierto, quien también forjó en mucho su demencial riqueza gracias a que adquirió –en los inefables tiempos priistas- a precio módico un monopolio de las comunicaciones (Telmex), que le permitió tener una base sólida para su espectacular despegue empresarial y su vertiginoso crecimiento, que hoy asombra al mundo de los negocios.

Es claro que atrás de este conflicto Aristegui-Puente, está otro mayor entre estos dos poderosos grupos económicos, que luchan como cualquier empresario por hacer crecer a toda costa, el negocio propio.

La pregunta que queda es: ¿Algunos de estos dos grupos de interés, representan de verdad los intereses nacionales?

Yo creo que no.

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José Luis Benítez Armas/ pueblaopina.com

Ese afán desmedido por hacer debatir a los presidenciables en sus programas de televisión o de radio que buscan muchos conductores de los medios defeños, francamente se ve muy distante del puro afán democratizador.

La conductora y periodista, Carmen Aristegui tiene como tres meses invitando a debatir a quien se deje. A los priistas, a los panistas en la contienda interna, a la izquierda, etcétera. Ha tenido mala suerte y no ha podido concretar hasta la fecha, uno sólo de sus buscados debates.

Ahora que ya estamos en la contienda grande, no quita el dedo del renglón e insiste en tener en su programa matutino a todos los candidatos a la presidencia para hacerlos debatir. Parece que por fin lo podría hacer el próximo 7 de mayo, sólo falta de confirmar -para variar- Enrique Peña Nieto.

Su argumento –como el de todos los demás periodistas de medios electrónicos-, de que lo que se busca es que la sociedad se entere de las propuestas de cada unos de los aspirantes, que se confronte ante la audiencia las distintas visiones de país, para que la sociedad se forme un criterio más amplio y tome mejores decisiones, suena bien, pero es un tanto falso.

Para empezar hasta ahora, desde hace casi 20 años que se puso de moda el debate televisivo para las contiendas electorales (principalmente las presidenciales), ninguno de los anunciados debates ha llenado las expectativas ciudadanas, ni siquiera la de los medios masivos de comunicación, hasta donde yo recuerde.

De aburridos, incompletos, superficiales, escasos de propuestas, más dados a los ataques personales, discursos endebles, han sido tachados todos. Y no es para menos, es difícil que con los formatos hasta ahora conocidos de debate, se pueda dar un verdadero y genuino amplio panorama de las propuestas de los todos los candidatos. Y siempre al final de este ejercicio todos los contendientes se dicen ganadores.

La amable teleaudiencia ante tal triste espectáculo, a la primera oportunidad le cambia de canal o de estación de radio y sapea en busca de algo más entretenido. Es lógico.

(Son como los clásicos América vs Chivas, siempre los medios van calentando el ambiente, se hace una guerra de declaraciones de entrenadores, jugadores, aficionados, etcétera. Pero los partidos suelen ser en la inmensa mayoría de los casos, aburridos y mediocres.)

Así pues los agrios desencuentros que se dan previo a los debates, su formato, sus fechas y su conducción, son siempre más entretenidos que los mismos debates presidenciales.

Y el afán de tenerlos en sus programas informativos por parte de la mayoría de los conductores y periodistas, tiene que ver más con la búsqueda del rating, con incrementar el peso de la influencia personal en la mass media, que con un verdadero fin informativo. Y es legítimo ese afán, al final los periodistas, los comunicadores y las empresas de medios, todos vivimos de la capacidad de penetración e influencia que podemos tener.

Así pues todo pinta a que una vez más, sea más entretenido el debate previo al debate que pide más debates, que el debate oficial mismo del próximo 6 de mayo. Así también –me temo- así será el de la periodista Carmen Aristegui al día siguiente. Si es que Peña Nieto le entra, cosa que no creo.

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Sergio Ramírez Robles, director de Comunicación Social del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.


José Luis Benítez Armas

 

Está clarísimo que el nuevo gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas le apuesta sólo a la televisión a la hora de buscar comunicarse con la sociedad a la que gobierna y para solidificar su proyecto político nacional (buscar la presidencia de la república para 2018).

La radio, los medios en web y sobre todo, los medios impresos ocupan un lugar muy secundario con respecto a la campaña chica (sólo hay que ver las apariciones constantes de RMV en la televisión regional y en los canales nacionales).

Los medios impresos mostraron en el proceso electoral del 2010, su clara vocación antidemocrática y escasa seriedad profesional, al inclinarse en masa a favor del que parecía ser el casi seguro aspirante victorioso a la gubernatura: el priista Javier Lopez Zavala, quien según las más avezadas y serias encuestas, ganaría holgadamente las elecciones del 4 de julio del año pasado. Los que menos se “balconearon” en sus tendencias lo hicieron con un 60-40% a favor del priismo (como lo demuestra el libro Prensa y Poder. Elecciones Puebla 2010, de Ernesto Villanueva et al).

Así pues, Moreno Valle ganó la elección a pesar de ello. Al llegar al poder era claro que iba a pasar factura a los medios impresos, iba a apostar por castigar con la suspensión de recursos a los medios impresos, fomentar una especie de “selección natural”, proceso que se ha ido dando con la desaparición de varios periódicos y la reducción drástica de las nóminas de otros más.

La extinción de los llamados “convenios” anunciada por el segundo titular de Comunicación Social del gobierno del estado, Sergio Ramírez Robles, es parte de esa estrategia de desdeñar a los medios impresos, en base a un razonamiento bastante lógico aunque yo creo también, un tanto arriesgado. Dice la administración morenovallista: si ganamos a pesar de los medios impresos, ¿por qué tenemos que negociar con ellos? ¿qué influencia real tienen en la sociedad?

A la prensa en web, aún no le dan el peso definitorio e influencia que empieza a tener entre los poblanos. No ha crecido lo suficiente, aun no influye mucho por ahora, y el gobierno del estado los mantiene a raya.

En la radio, se negoció publicidad en los líderes del mercado, e ignora a la mayoría de las radiodifusoras críticas. Es decir, da manga ancha a los críticos y negociaron con los que tienen mayor presencia.

La apuesta del gobierno de Moreno Valle es comunicarse con la sociedad poblana y difundir la imagen gubernamental a través de la televisión, esencialmente los canales de emisión abierta: TV Azteca y Televisa canal 3. Con la ventaja clara que puede tener presencia nacional, negociando en los más altos niveles (como ha demostrado los acuerdos para traer el CRIT a Puebla y las negociaciones con TV Azteca).

¿Ahora, será esto suficiente para el ambicioso proyecto morenovallista con miras al 2018?

La elección del 2012, con un Peña Nieto hoy fortalecido en las encuestas de buscar desde la gubernatura acuerdos “bajo el agua” con las televisoras para aparecer un día sí y el otro también en la pantalla chica, será definitiva para el futuro de la estrategia mediática de RMV. Si Enrique Peña Nieto gana, demostrará que su estrategia -hoy claramente imitada por la administración de Moreno Valle Rosas-, es la correcta. Si no, Moreno Valle y su sesudo equipo de estrategas de imagen, tendrían que replantear el camino hasta hoy recorrido. ¿Será?

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José Luis Benítez Armas

Lo que para la ‘opinocracia’ poblana parecía imposible de aceptar hasta antes del 4 de julio pasado, hoy es un hecho: el PRI de Mario Marín y Javier López Zavala fue contundentemente derrotado en las urnas.

En el malabarismo analítico de muchos de los opinadores y columnistas de los medios poblanos –poco autocríticos, acomodaticios, especuladores, más amigos de creer en las negociaciones bajo la mesa que de los hechos democráticos- hoy para explicarse la debacle priista se urden teorías acerca de las tenebrosas negociaciones magisteriales casilla por casilla, sobre la ‘masiva compra’ de votos, sobre la ‘activa’ participación presidencial, sobre las traiciones de las ‘quintacolumnas’ del tricolor, etcétera.

En fin, todo género de cavilaciones que buscan por cualquier camino la descalificación de una cosa simple y llana: fue el voto ciudadano el que ordenó la conclusión de la era priista-marinista en Puebla.

La falta de una cultura democrática en nuestra sociedad -empezando por los medios y quienes trabajamos en ellos-, nos hace imposible de creer que es el voto ciudadano el que pide los cambios de las administraciones públicas.

Siempre es más fácil de creer y de vender a las audiencias mediáticas teorías conspiradoras, negociaciones turbias en lo ‘oscurito’, traiciones a mansalva, intervenciones vergonzosas de los gobiernos de todo nivel, que hacer entender que la democracia es así: a veces se gana y a veces se pierde.

Ahora, bien visto esta derrota es lo mejor que le pudo haber pasado al priismo poblano. El triunfo eterno no puede ser un buen consejero para la evolución y la modernización de cualquier instituto político. Y el PRI de Puebla había demostrado ser representante de un priismo viejo y anquilosado, con tendencias a la corrupción, al nepotismo y de muy escasa vocación democrática, siempre soñando en el ‘carro completo’, incapaz de negociar provechosamente con otras fuerzas políticas. Sólo el ‘mayoriteo’ les permite ‘funcionar’ como administración pública.

El gobernador todopoderoso que mandaba en los hechos al Poder Legislativo local y mantiene bajo su presión al Poder Judicial, condenaba a tener un PRI en Puebla totalmente dependiente del gobernador, sus filias y sus humores, sus fobias y sus aspiraciones futuras.

Hoy el PRI de Puebla tiene ante si la oportunidad invaluable de convertirse ¡ahora sí de verdad en un partido (y dejar de ser una agencia de colocación) que buscar llegar al poder por vía de las urnas! De ajustar su padrón de afiliados, de revisar sus postulados y de saber quiénes de verdad son sus cuadros y quiénes nada más estaban ahí por tener la chamba.

Si solo se quedan con la idea de buscar ganar para el 2012 sin hacer cambios a su interior, sin un proceso de autocrítica y revisión de su comportamiento como gobierno en los casi 80 años que estuvieron en el poder de la entidad (sobre todo los gravísimos errores del marinismo), flaco favor le van a hacer a su flamante precandidato: Enrique Peña Nieto.

luisbenitez22@hotmail.com

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