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Posts Tagged ‘exámenes antidoping’

José Luis Benítez Armas

La educación superior en México por momentos se siente extraviada y desvinculada de manera grosera de la realidad nacional. No sólo por la clara falta de correspondencia entre las grandes virtudes que se pueden encontrar en las instituciones de educación superior tanto privadas como públicas y la triste realidad tecnológica y educativa que vive nuestro país.

Ahora se añade la idea difundida por la Asociación Nacional de Universidad e Instituciones de Educación Superior (Anuies) de proponer a sus no pocos agremiados, el de someter a exámenes antidoping a los alumnos, para detectar casos de adicción a las drogas, incluyendo al alcohol.

Esta propuesta sin duda lanzada desde la positiva idea de ayudar a combatir el grave problema que vive nuestro país en relación con las narcomafias y la violencia que éstas han generado en muchas ciudades importantes del país, representa claramente la ignorancia, el prejuicio y la actitud moralina que priva en México (como en muchos otros países del continente, incluido EU)  respecto del problema de la drogadicción, el tráfico de estupefacientes y la violencia generada en torno a los grupos del crimen organizado. Claro está, ahora más resaltado y más preocupante, ya que viene de la Anuies, la agrupación más importante de instituciones de educación superior del país, que debería contener la sapiencia, la racionalidad y lo mejor de la inteligencia del país.

“La Asociación está conformada por 159 universidades e instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas de todo el país, que atienden al 80% de la matrícula de alumnos que cursan estudios de licenciatura y de posgrado”, dice su página web.

El Tecnológico de Monterrey, la Universidad Iberoamericana, la Universidad Anáhuac, Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Universidad de las Américas Puebla, la Upaep, por mencionar algunas de las instituciones privadas; dentro de las públicas están el IPN, la UNAM, el Colegio de la Frontera Sur, la ENAH, la UAM, el Inaoe, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y prácticamente todas las universidades públicas incluyendo la de Puebla, integran esta asociación.

El peso específico de lo que la Anuies representa es claro y por eso es preocupante que por sus cabezas dirigentes, pasen estas ideas tan ahítas de despropósito y de escasa racionalidad.

Proponen además de estos análisis antidoping, que se pongan en algunas de estas instituciones perros adiestrados en localizar drogas, realizar de manera aleatoria la “operación mochila” (en este caso sería probablemente “operación portafolios”) entre los jóvenes de estudiantes, claro señalando que los resultados de estos análisis serán “confidenciales”, que se darán a conocer a los padres de familia, y se sancionará hasta con la expulsión a aquellos jóvenes que se nieguen a hacerse el análisis antidoping.

Cuando los exámenes de antidoping sean positivos se establece que “se dará información a sus padres para que reciban atención especializada, pública o privada, y se acuerden las posibilidades para que el alumno se reincorpore o continúe sus estudios”. También se indica que en caso de reincidencia el alumno será dado de baja definitiva.

Esto está contenido en el manual “La Seguridad en Instituciones de Educación Superior (Estado Actual y Recomendaciones)”, elaborado por la ANUIES en colaboración con 109 instituciones, a través de la aplicación del Cuestionario Sistemas y Protocolos de Seguridad para las Instituciones de Educación Superior (IES).

Donde además agregan la sugerencia de “crear un programa que permita la denuncia anónima de venta de droga al interior o en el entorno del recinto”.

Aquí mis apreciaciones críticas de esta desafortunada propuesta:

Primer error de la Anuies: pensar que el problema de las adicciones (a cualquier sustancia) es un tema de “jóvenes”, por lo tanto el proponer poner la lupa en este tema a los alumnos es discriminatorio, prejuicioso y se trata de una violación a las garantías individuales. ¿Porque no incluye en ese examen antidoping a autoridades universitarias, profesorado e incluso a la propia dirigencia de ese organismo?

Segundo error de la Anuies: confundir el problema de salud que significan las adicciones, con el problema delincuencial del tráfico de drogas y la violencia generada en torno a esa disputa de mercados entre las bandas de narcotraficantes, que en mucho explican la violencia que se vive en muchas ciudades mexicanas.

Tercer error de la Anuies: condicionar a que no se tenga ninguna “adicción” a los estudiantes para permitirles que sigan sus estudios y su preparación académica.  Para empezar tendrán que definir y establecer parámetros para que diferencien al muchacho que le gusta echarse sus chelas para ir ver un partido de futbol dos o tres veces a la semana (en el que jueguen por ejemplo los Pumas de la UNAM o los Tigres de la UANL), del que consideren “adicto”. Ni qué agregar del caso de aquel joven inquieto que le guste fumarse un churrito en algún concierto por allá una vez al mes ¿También será considerado adicto y se le truncará su formación académica?

Sea cual sea la sustancia a que cualquier joven puede hacerse aficionado (incluyendo la azúcar, la coca cola, el cigarro o la leche en polvo, hasta coca o éxtasis) en su tierna formación, el hecho de que se pueda caer alguna vez en esa tentación ¿Será considerado adicto y señalado por ello?

Cuarto error de Anuies: poner en la misma canasta de temas problemáticos, el fenómeno social y de salud de las adiciones, con el policiaco de la violencia generada por la delincuencia organizada, que claramente tiene vínculos, pero que un análisis más serio y profundo, nos enseñaría que se trata de fenómenos con claras diferencias, con claros distintos orígenes y que por ello, exigen soluciones igualmente diferentes.

(Vaya, hasta quienes construyen las leyes mexicanas -diputados y senadores, por cierto no muy destacados por su rapidez y eficiencia en la búsqueda de solución de los grandes problemas nacionales- desde hace unos cuatro años ya lo hicieron, al reconocer que la portación de ciertas cantidades de drogas no constituye delito alguno).

Quinto error de la Anuies: la propuesta de esta asociación tiene un tufo más moral que científico, más prejuicioso que técnico, todo lo contrario a lo que se debería esperar de las más altas instancias de la inteligencia y la tecnología mexicanas.

Conclusiones: uno como ciudadano -y como egresado de la educación superior pública- esperaría de las altas dirigencias de las instituciones educativas de mayor nivel del país, aportaciones más serias y sólidas a estos y a otros problemas nacionales.

Los señores de la Anuies deberían preocuparse más de fomentar la generación de ciencia y tecnología, de buscar una vinculación más productiva con la iniciativa privada y con las sectorizadas vocaciones regionales del empresariado. Nada más basta ver el número de patentes que México produce en comparación con países como Corea, India, China o Brasil, para darnos cuenta de que hay prioridades en educación y ciencia, en los que la Anuies, debería alzar la mano para marcar sendas y posibles soluciones.

Digo yo citando a mi abuelita: “zapatero a tu zapato”.

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