José Luis Benítez Armas
La administración morenovallista parece por momentos descontrolada o de plano el propio gobernador trae una dinámica muy febril que ni sus propios funcionarios y gentes de confianza son capaces de seguirle el paso, el caso es que en sólo poco más de seis meses los cambios se han venido dando de manera desmedida y por momentos alocada.
De los muchos cambios y enroques anunciados este fin de semana uno llama la atención: la salida definitiva y prácticamente callada, del otrora director de Comunicación Social, Norberto Tapia del gabinete morenovallista.
Tapia había llegado con grandes blasones al gabinetazo estatal, donde se ponderaba sus buenísimas relaciones de altos vuelos nacionales con las televisoras y otros medios. Claro está, así como llegó también causó polémica por sendos señalamientos por el uso de recursos públicos federales de la dependencia en la que trabajaba para transmitir la unción de Rafael Moreno Valle y los trascendidos en torno a la extraña asignación de recursos a una empresa que organizó los primeros magnos eventos morenovallistas.
El pasado 7 de junio –día del evento sobre la libertad de expresión que organizó el gobierno del estado, primer y único encuentro abierto con medios y periodistas poblanos- fue anunciada su salida por el propio mandatario poblano, quien no escatimó halagos a Tapia, al señalarlo como nuevo responsable de la “importante” oficina de la representación del gobierno de Puebla en el DF. Sin embargo hoy sale Tapia sin pena ni gloria, todos los halagos se han esfumado y simplemente ese “importante” cargo en el DF no existe más.
En lugar de Norberto Tapia llegó el “inquieto” Sergio Ramírez Robles, quien desde el primer día hizo todo, lo que se dice TODO, para borrar la huella de su antecesor. Desconoció todos los convenios que Tapia había alcanzado con algunos medios, no disimuló ni tantito sus expresiones sobre Tapia que no lo bajaban de ser una “calamidad”. Ramírez llegó “pisando fuerte”, muy pendenciero y bravo para defender a su mero patrón.
Al inicio el gabinetazo tenía cuatro damas, ya nada más nos quedan dos. Inició con Miriam Arabian en Sedeso, Mercedes Aguilar López secretaría particular encargada de a Secretaría de Cultura, Amy Camacho en Medio Ambiente y Patricia Leal en la contraloría. Arabian pasó a la delegación federal de Sedesol, Aguilar dejó su puesto casi honorario y sólo quedan Camacho y Leal. Su gabinete incluyente de féminas, se esfuma.
Sea que el mandatario poblano lleva un paso impresionante de trabajo o sea porque de plano sus “headhunters”, le han fallado, el caso es que en cuestión de selección de su personal de alto nivel, el gobierno de Rafael Moreno Vale Rosas, ha errado ya muchas veces.
Aunque el nivel de calificación de estos primeros seis meses para el flamante gobierno morenovallista es bueno, no se deben confiar en Casa Aguayo, esas encuestas de percepción son volátiles como el confeti que se le echa al mandatario, si las cosas no mejoran en los bolsillos de los poblanos en los próximos meses y dado que las circunstancias internacionales no son las óptimas –a pesar del optimismo del precandidatazo oficial, Ernesto Cordero- , las cosas para el gobierno de Moreno Valle y el panismo gobernante, pueden variar y mucho.
Y aunque se sigan pagando costosas publicidades en medios nacionales y Moreno Valle y su carisma aparezca un día si y el otro también en el canal de las estrellas, si Puebla y los poblanos no ven a las claras las virtudes de su gobernador, aunque se mantenga muy bien peinado ante las cámaras, nomás no podrá trepar a las alturas soñadas.