José Luis Benítez Armas
Una buena noticia: el filme documental De panzazo (de Juan Carlos Rulfo y Carlos Loret de Mola) ha logrado en recientes semanas poner los reflectores en una de los rezagos más graves que sufre nuestro país desde hace décadas, la educación básica y uno de sus lastres más graves: el sindicalismo corporativo magisterial (sea el “oficial” del SNTE o el disidente de la CNTE).
Una mala noticia: ni el documental, ni la opinocracia nacional (con algunas pocas y valiosas excepciones), ni la llamada “opinión pública” (sea de “izquierda” o de “derecha”) han logrado articular propuestas o por lo menos proyectos de propuestas que ayuden a paliar este grave problema nacional.
Y es que en esta problemática educativa (que abarca la educación básica principalmente, pero que en diferentes grados y condiciones, afecta hasta a la educación superior y de posgrado) en México lo que sobran son expertos diagnosticadores del mal. El señalamiento necesario e inexorable hacia al dirigente sempiterna del SNTE, Elba Esther Gordillo, como una de las responsables directas de ese rezago, ya se ha vuelto un lugar común. La petición de más y más recursos económicos para el sector, también lo es ya desde hace décadas.
Echarle la culpa de todo este gravísimo problema al Estado Mexicano de hoy, también es un expediente muy manido.
Diagnósticos sobre la mala educación ya sobran. El problema está sobre diagnosticado, lo que como siempre no abundan son las propuestas concretas y viables para buscarle soluciones.
Sobre todo aquellas que no caigan en el eterno pliego petitorio del SNTE (o de la CNTE) y sus personeros que siempre arranca con el clásico “queremos más dinero” (recursos que por cierto han recibo por años, que hoy nos queda claro han servido para todo, menos para mejorar la educación).
Y menos las que no pasen por la misma monserga que arranca siempre con otro clásico “el Estado Mexicano tiene la obligación constitucional de darle al pueblo educación gratuita de calidad, bla, bla, bla …. etc”.
(Ese gran mito genial: la educación en México es gratuita. Falso. La educación en nuestro país cuesta. Y cuesta mucho. Y la pagamos entre todos, tengamos o no hijos en la educación pública. Y el presupuesto destinado por los mexicanos a la educación no es poco, por cierto.)
Estos son los caminos harto conocidos, manidos, recorridos, agotados y que hoy nos han mostrado que no han rendido frutos. Y aquí el viejo Einstein puede acudir en nuestro apoyo con una de sus más conocidas célebres frases: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Por ello siempre es y será de celebrar que de la sociedad civil surjan propuestas que busquen construir caminos, elevar puentes, hallar atajos que busquen soluciones al ingente problema de la educación en México.
Surge hoy Educación por la Experiencia, un método creado bajo los auspicios del empresario Armando Prida Huerta que busca complementar la formación educativa que hoy se tiene desde los primeros años hasta el nivel profesional.
De ninguna manera –creo yo- se trata de la creación de una nueva escuela educativa del estilo de las creadas por María Montessori, Jean Piaget o Paulo Freire.
Se trata de un método complementario con el que se busca añadir un valor agregado al proceso educativo: la formación en valores simultanea a la adquisición de los conocimientos en las destrezas básicas.
Así la enseñanza de biología seguirá siendo eso; o lo mismo con la historia, la escritura, las matemáticas, la química, la física, etcétera. Y esa es su principal virtud.
Otra no menor, es la de ser partícipe de las soluciones. Criticar, lamentarse y lamerse la herida por el rezago educativo, pero no mover un dedo para resolverlo es lo que muchos hacen desde las trincheras de la “izquierda” y la opinocracia. Pero asumir una actitud corresponsable sobre este tema, pensar soluciones, construirlas, proponerlas y aplicarlas, eso es entrar en otro nivel.
Sobran los que lamentan y gimen por los rincones nuestro rezago educativo. Pero faltan quienes busquen y propongan soluciones.
Educación por la Experiencia es pues una aportación de la sociedad civil para construir desde la corresponsabilidad, soluciones a un grave problema nacional.
¿Soluciones mágicas? No las hay ni las pretende este método. Participación, proactividad, responsabilidad compartida y el diálogo permanente para la búsqueda de soluciones, ese es el eje de la propuesta.
Ojala surjan mas propuestas de este tipo, para este y para otro muchos problemas que aquejan nuestra patria.